Ha terminado la batalla ensangrentada. Los vivos retiran a sus hogares pero ahora empieza el júbilo de Ares; que fiesta en el recordar de la nada que han llegado sus creyentes. En ese campo turbulento de vientos y silencio de almas, los buitres dan su labor y van a despedazar esos que cayeron y llevarlos donde los reconstruyen al azar, y Ares feliz de que por él cayeron tantos. Armas y escudos visten la llanura y la sangre de bebida de poca espezura. Sátiros del dolor y del llorar amaran con hilos a los perros de guerra y hacen festín con la música de la marcha de los que con estrategia y bestial instincto vencieron, y Ares gozando de la miseria causada. ¡Pobre que viven unos y le piden a una ada que los deje ir! No preocupen que Tántalo le llega a todo, bueno o malo. Fuegos y lanzas, espadas y escudos, cuerpo...
Ella tiene el nombre de la que hizo cientos de naves zarpar por su rostro, aunque ésta haría ir miles. Ella es un sueño dulce, un fantasma noctámbulo que trae cientos de alumbrados, blancos y azucarados, cuando su presencia se siente Su rostro parece el amanecer y trae lenguas celestiales en el cabello. Sus ojos arrancan lo que nos hace humanos y nos acerca al divino ser. Su paso hace turbar a cualquier persona como un buen servido trago. ¡Oh que aquel haya dado tan gran regalo que alumbra hasta la más pesadilla horrible! El invierno no entra al respiro de esta criatura, de así ser no se tuviera para vivir ni ver, no, ¡su respiro es lo que propaga el verano! No escribo de mi amada, si me enamoraría de lo que es ella, mi simple corazón no pudiera seguir su jornada. No, sino yo hablo de la naturaleza misma, ella es ...
Mientras más entra la edad a mi pequeño solitario hogar, mis ojos pintan cosas que antes no atrevían, cambios inciertos que me desesperan. Veo aveces ángeles jubilosos o veo demonios que por sus bocas dispensan humo. Veo los rostros mil veces pero en constante cambio. La edad hace un mundo siempre tan inseguro. La edad es subir en un podio y ver abajo multitudes de ojos, con vidas y decenas de deseos y ver que algunos son benignos, otros no... Es ser protagonista en un mundo que ya esta lleno de ellos, es nacer tantas veces que el Olvido se olvida de tragarse algunos cuentos. Es bautizarse en tantas religiones que Dios no puede cambiarse de vestuario a ese paso acelerado de siempre. La edad es quedar ebrio de memorias y credos, de sentimientos y vinos, de amor y desilusión... La edad es tan cruel amigo, a todos no...
Dedicado al jíbaro de Puerto Rico. En las aguas sombreadas del manglar, en las hojas llenas de rocío en el Yunque, en los lagos causados por estanques, camina uno que vive del caminar. Él es aquel que ha sido olvidado, él es aquel que queda durmiente en nuestro pasado candente. Él vive en el Terrazo de Don Albelardo. Él pisa el suelo que grita "¡Pobre!" Entra por la puerta mirando y esperando, con el machete ensangrentado de savia blanca y su piel cobre, quemada por los latigazos del sol. Cortado por las espigas de la caña, sintiendo el hambre desde su entraña, toma descansos bajo un árbol. El espíritu da testimonio de la perversión de la Nación que ya no piensa ni habla de lo propio. Él estaba presente ese día en la Plaza de Armas cuando El de Voz de Trueno, condenado a llevar su patria, exigió la soberanía. Su p...
En un lugar de la Mancha, nació un niño fuera de época. Quizás los ángeles, fantástica historia deseaban y no una estracha. Mandaron a uno con arco y flecha a que le hiriera con una punta dorada al que todavía no había dado salida. Al pobre le entregron magnífica memoria con más incrédula y hermética imaginación para a delirios dar marcha. Y el niño creció a hombre y el hombre creció a un anciano, débil pero de espíritu muy sano. Al igual que su cuerpo, su lectura creció y solo el creador sabe si terminará. La flecha convirtió la lectura en otro ser, tal fue el efecto que las palabras bailaron en la mente de Alonso Quijano y convirtieron a este en un don con toda habilidad de sorprender las masas. Este, con su razonamiento de poco uso decidió ir atras de la barroca época y para todo su beneficio y su República...
Aquí duermo en las ramas. En el purgatorio de mi alma y la existencia que parece poca pero otras veces larga como viaje de mar. He sentido las plumas de ángeles sobar mi rostro como luz en broches. He sentido el hincar y quemar de tridentes de demonios como lenguas negras infernales. He visto túneles de luz en los cielos y ciudades en nubes y alas en ciudadanos. He visto cavernas cuando bajo mis pies miro y gárgolas hechas en vez de piedra, de cuero. He visto días azules con lanzas iluminadas y lluvia de oro líquido en gotas. He visto noches de azufre y miserias con lunas de ofidio y sangre creadas. He experimentado con desdichas y milagros, con intensas experiencias e incalculables delirios. He vivido en todos los posibles tiempos y me he librado del concepto y he sido su esclavo. ... He buscado compañía en t...
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