EDGAR I. CARRILLO

sorprendido en dilemas,
acaricio sensaciones,
Los más hermosos temas,
Llenos de ilusiones,
deteniendo el andar.
Y los corazones
Mientras caen los días
se deshoja la vida,
Sueña la fantasía,
Se dilata la risa,
en sutiles melodías,
Acariciantes brisas
sin verte llegar.
Interrogo a los sueños,
Dormido somos dueños
si hurgando en su entorno,
Aupando los empeños
te han visto pasar.
A la sombra de un bosque,
Como queriendo casar,
Cualquiera hada y entonces,
se adormece la prisa,
se diluye la edad.
Cada hoja no oculta
y se desprende ya escrita
la palabra te quiero
cultivando una flor.
De bello cundeamor
EDGAR I. CARRILLO
...

Si tuvieras osadía
para llegar donde mi alma existe
a recoger mis alegrías,
Te recrearías
y borrarías las huellas de mi soledad
Si no te importara,
Tornar al umbral,
Y muy dentro miraras,
En un tiempo ideal
conocerías mis debilidades últimas
visitarías mis secretos ocultos
acompañándome en lo más profundo
Entonces, sólo entonces
tu espíritu acariciaría mi alma
y la llenaría de luz
Sólo entonces,
seríamos felices.
EDGAR I. CARRILLO

Podremos entender con total claridad,
al provocar en un rostro, una sonrisa,
lo que realmente significa la amistad.
Es muy probable que te quiera diferente
Me llama la atención el no adorarte
por encima de lo que el amor posea o nos pueda dar,
sin recompensa por ello, esperar o pedir,
cuando ya sólo nos mueva la lealtad,
por el sólo afán de poder servir,
entre la fantasía y la realidad,
y nuestro orgullo personal sepamos guardar,
cuando lo ejerzamos con auténtica sinceridad,
y poco nos preocupen como no sea el amar,
nos plegaremos a la felicidad.
EDGAR I. CARRILLO