El autor lo dedica a Melchor Fernández Almagro Princesa enamorada sin ser correspondida. Clavel rojo en un valle profundo y desolado. La tumba que te guarda rezuma tu tristeza a través de los ojos que ha abierto sobre el mármol. Eras una paloma con alma gigantesca cuyo nido fue sangre del suelo castellano, derramaste tu fuego sobre un cáliz de nieve y al querer alentarlo tus alas se troncharon. Soñabas que tu amor fuera como el infante que te sigue sumiso recogiendo tu manto. Y en vez de flores, versos y collares de perlas, te dio la Muerte rosas marchitas en un ramo. Tenías en el pecho la formidable aurora de Isabel de Segura. Melibea. Tu canto, como alondra que mira quebrarse el horizonte, se torna de repente monótono y amargo. Y tu grito estremece los cimientos de Burgos. Y oprime la salmodia del co...
Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas, pero mi senda se pierde en el alma de la niebla. La luz me troncha las alas y el dolor de mi tristeza va mojando los recuerdos en la fuente de la idea. Todas las rosas son blancas, tan blancas como mi pena, y no son las rosas blancas, que ha nevado sobre ellas. Antes tuvieron el iris. También sobre el alma nieva. La nieve del alma tiene copos de besos y escenas que se hundieron en la sombra o en la luz del que las piensa. La nieve cae de las rosas, pero la del alma queda, y la garra de los años hace un sudario con ellas. ¿Se deshelará la nieve cuando la muerte nos lleva? ¿O después habrá otra nieve y otras rosas más perfectas? ¿Será la paz con nosotros como Cristo nos enseña? ¿O nunca será posible la solución del problema? ¿Y si el amor nos engaña? ¿Quién la vid...
La Carmen está bailando por las calles de Sevilla. Tiene blancos los cabellos y brillantes las pupilas. ¡Niñas, corred las cortinas! En su cabeza se enrosca una serpiente amarilla, y va soñando en el baile con galanes de otros días. ¡Niñas, corred las cortinas! Las calles están desiertas y en los fondos se adivinan, corazones andaluces buscando viejas espinas. ¡Niñas, corred las cortinas!
A GABRIEL - Vega de Zujaira, 16 de julio de 1920 El corazón, Que tenía en la escuela Donde estuvo pintada La cartilla primera, ¿Está en ti, Noche negra? Frío, frío, Como el agua Del río.) El primer beso Que supo a beso y fue Para mis labios niños Como la lluvia fresca, ¿Está en ti, Noche negra? (Frío, frío Como el agua Del río.) Mi primer verso. La niña de las trenzas Que miraba de frente ¿Está en ti, Noche negra? (Frío, frío, Como el agua Del río,) Pero mi corazón Roído de culebras, El que estuvo colgado Del árbol de la ciencia, ¿Está en ti, Noche negra? Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.) Mi amor errante, Castillo sin firmeza, De sombras enmohecidas, ¿Está en ti, Noche negra? Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.) ¡Oh, gran dolor! Admites en tu cueva Nada más que la sombra. ¿Es cierto, Noche negra? Caliente, calien...
(Nocturno del Brooklyn Bridge), 1929-1930 No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie. No duerme nadie. Las criaturas de la luna huelen y rondan sus cabañas. Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros. No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie. No duerme nadie. Hay un muerto en el cementerio más lejano que se queja tres años porque tiene un paisaje seco en la rodilla; y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase. No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta! Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas. Pero no hay olv...
La muchacha dorada se bañaba en el agua y el agua se doraba. Las algas y las ramas en sombra la asombraban y el ruiseñor cantaba por la muchacha blanca. Vino la noche clara, turbia de plata mata, con peladas montañas bajo la brisa parda. La muchacha mojada era blanca en el agua, y el agua, llamarada. Vino el alba sin mancha, con mil caras de vaca, yerta y amortajada con heladas guirnaldas. La muchacha de lágrimas se bañaba entre llamas, y el ruiseñor lloraba con las alas quemadas. La muchacha dorada era una blanca garza y el agua la doraba.
A PABLO NERUDA, RODEADO DE FANTASMAS - 1 de diciembre de 1929 Árbol de Sangre riega la mañana por donde gime la recién parida. Su voz deja cristales en la herida y un gráfico de hueso en la ventana. Mientras la luz que viene fija y gana blancas metas de fábula que olvida el tumulto de venas en la huida hacia el turbio frescor de la manzana, Adam sueña en la fiebre de la arcilla un niño que se acerca galopando por el doble latir de su mejilla. Pero otro Adán oscuro está soñando neutra luna de piedra sin semilla donde el niño de luz se irá quemando.
-In memóriam- Réquiem al grande poeta que en su historia dio Granada, que le cantara a su tierra con la sangre, y con el alma. Granada de Federico roja luna de Granada, ebria de "Bodas de Sangre" solloza en "Bernarda Alba", teñida por la pasión, en su tierra derramada. El Río Guadalquivir crecido de rebosarla, atraviesa Andalucía vertiendo dolidas lágrimas, tan rojas, como la luna que llora sobre sus aguas, para que nunca se olvide que está de duelo Granada, y que de negros crespones enlutada, está la Patria, porque la guerra ha tronchado un pedazo de su Alma . . . y a fusiles, inmolado, ¡al Hijo que más la amaba! . . ¡Gloria! . . Inmortal Federico, está tu tierra ensangrada, repitiendo cada verso de tu pluma fusilada. Y el Romancero gitano tu mágica prosa guarda, con tus ardientes poemas que inmortaliza Granada, tras...
Yo pronuncio tu nombre en las noches oscuras cuando vienen los astros a beber en la luna y duermen los ramajes de las frondas ocultas. y yo me siento hueco de pasión y de música. loco reloj que canta muertas horas antiguas. Yo pronuncio tu nombre en esta noche oscura, y tu nombre me suena más lejano que nunca. más lejano que todas las estrellas y más doliente que la mansa lluvia. ¿Te querré como entonces alguna vez? ¿Qué culpa tiene mi corazón? si la niebla se esfuma, ¿Qué otra pasión me espera? ¿Será tranquila y pura? ¡¡Si mis dedos pudieran deshojar la luna!!
Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal. La piedra inerte Ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte. Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas. Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.
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