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Jueves - 18.Abril.2024

jose ramon muñiz alvarez

contenidos / pág.1114 contenidos 112 pág.Ordena por
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Soneto IV
 
Y quise nuevos mares de aventura,
Bandera de esperanza, al ver el cielo,
Y quise ser gorrión, alzar el vuelo,
Y, halcón, volé, alcanzando más altura.
Después quise la paz, la fuente pura,
Caminos solitarios de consuelo,
Y entonces encontré la nieve, el hielo,
Cuajado de tristeza y de dulzura.
Mil versos se quedaron en la pluma,
La tinta prisionera en el tintero
Y el alma fatigada del camino.
El agua de la fuente se hizo espuma,
Y, espuma de los mares, el sendero
Me dio horizontes nuevos por destino.
 
Soneto V
 
Las salvas, los disparos noticieros,
Las armas de los buques acallaron,
Que polvo y telarañas las tomaron
Después de tanto tiempo en astilleros.
Sus fuegos, agresi...
 
Un beso
 
Un beso de la boca
De Afrodita
Pudiera redimir a un solitario
Que espera, sin amor,
Los ojos dulces
De una mujer hermosa que lo adore.
Un beso de la boca
De Afrodita
Pudiera ser la cura del enfermo
Que llora, en soledad,
Sin unos labios
Que vengan a librarlo de su sueño:
El beso de una diosa es un regalo
Que se ha de agradecer eternamente.
Jose Ramon Muñiz es autor de
"Las campanas de la muerte" (recien editado)
"El libro de los fresnos"
 
Soneto III
 
Las torres, por la hiedra sepultadas,
Aún muestran su grandeza, no son ruina,
Tesoros grises, piedra numantina,
Tosco sillar, paredes olvidadas.
Tus curvas, por los años trabajadas,
Son jóvenes y bellas, mas camina,
Que así sabrás que todo se termina:
También las horas viven condenadas.
La gloria de los viejos monumentos
Acaso crecerá si el tiempo corre:
Su nombre no lo arrastrarán los vientos.
Mas piensa ahora en el tuyo, no lo borre
La muerte con sus brazos cenicientos,
Que no has de compararte tú a una torre.
 
 
Soneto II
 
Dormidos ya los viejos abedules,
Me viste despertar en tu regazo,
Soñando asido de tu suave abrazo,
Mis ojos en los tuyos, tan azules.
Mas no ha de ser así, no disimules,
Que, siendo prisionero de tu brazo,
Me asfixias, convirtiéndote en un lazo:
El nudo que ocultaste tras los tules.
El velo que lo tapa es tu belleza,
Mas eres tú la muerte y no la vida,
Que nunca en la dulzura hay aspereza..
El alma de mi cuerpo está dormida,
Y así, soñando tanta ligereza,
Se apaga entre tus brazos, ya vencida.
 
 
Soneto I
 
Las alas de los cisnes se encresparon,
Buscando un cielo azul, bello y hermoso,
Y, allí, tú y yo, gozando del reposo
Que tantos parques gratos nos negaron.
Las horas del crepúsculo llegaron,
Cubiertas por un halo misterioso,
Y aquel lugar sereno y silencioso
Los rayos de su luz iluminaron.
Las aguas del estanque sosegadas,
Los remos en la mano, con pereza,
Miraron mis pupilas asombradas.
Detrás de ti las flores, la maleza,
Y, a la pared asidas, anudadas,
Las hiedras de una vieja fortaleza.
 
Enviado (10/09/2010) - Enviado por Jose Ramon Muñiz Alvarez

El granizo
 
El granizo alborotado
Descendió del alto cielo,
Derramándose en un vuelo
Sobre el prado, ya nevado,
Y su sonido agitado
Nos sorprendió, bullicioso,
En el lecho silencioso
Donde amantes, beso a beso,
Callada tú, yo travieso,
Lo escuchamos en reposo.
Despertaba el nuevo día
Sobre montañas y valles,
Pero el granizo en las calles,
Lleno de melancolía,
Nos llenaba de alegría
En el tálamo gozoso,
En el lecho delicioso
Donde amantes, beso a beso,
Callada tú, yo travieso,
Lo escuchamos en reposo.
Sonaba tras los cristales
Su desafinado ruido,
Su desgarrado sonido,
Sus canciones invernales,
Rozando los ventanales
De nuestro amor rumoroso,
De nuestro palacio hermoso
Donde amantes, b...
"El libro de los fresnos"
Jose Ramon Muñiz Alvarez.
 
 
El libro de los fresnos
 
El libro de los fresnos
Es un cuaderno mágico y secreto
Que nace en lo profundo del espíritu.
Sus hojas son poesía
Que llora las ausencias de la amada
O el beso repentino del crepúsculo.
A veces dulces lágrimas
Se escapan de los párpados cansados
Del triste corazón que en él escribe.
Así los manantiales
Podrán saciar la sed del caminante
Que pierde el tiempo oyendo sus palabras.
       Vuela, mi amor, a la altura
Y conquista el ancho cielo,
Que, alcanzado de tu vuelo,
Se rendirá a tu hermosura.
Abre las alas y apura
La brevedad de tu viaje.
No temas, ve con coraje
Donde habitan las estrellas,
Brillos vagos y centellas
Que alumbran hoy el paisaje.
       Cruza las nubes, valiente,
Y, en las lejanas mansiones,
Corona sus torreones,
Vuelve estandarte tu frente.
Antes que verte doliente,
Álzate, bella, en el viento.
Se llama en el firmamento...

 
 
       No veréis el arroyuelo
Que, apurando su camino,
Corre alegre y peregrino,
Después de ver el deshielo,
Si, libres los pies del suelo,
Salta al abismo y, valiente,
Deja volar su corriente
Al lanzarse en la cascada,
Desde la roca elevada
...
       De nuevo alejará las sombras muertas
La alcoba de la noche mortecina,
Las sábanas oscuras, la cortina
Que ve las horas tristes y desiertas.
       Las luces de otro sol verán abiertas
Los pórticos que aún cubre la neblina,
Y lenta, temerosa, peregrina,
La aurora cruzará sus anchas puertas.
       Un cielo despejado traerá el día
Por donde vuela libre el aire sano,
Extraño mensajero de alegría.
      Vendrá la luz del reino más lejano,
Más no te encontrará en la brisa fría
Ni el sol verá el bostezo más temprano....
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