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Sábado - 20.Abril.2024

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Arpegios (I)

ver las estadisticas del contenidorecomendar  contenido a un amigo
Enviado (30/09/2013)Enviado porhomero52-
(1)
Tan sólo cuando escribo,
dentro de mí,
otro bien diferente
se yergue así,
con galácticas galas;
y en su dulce delirio,
alza sus alas.

(2)
Oceánico amor
que, cual velero,
navega lentamente,
y tan de vero,
que hasta las aves,
viendo su inmenso ardor,
dan giros graves.

(3)
No creas que porque seas árbol
me vas a imponer tu criterio,
que yo soy terco y humano,
y apenas veo el concierto.
No me andaré por las ramas;
yo te diré lo que siento:
que mi voz no vale nada,
que soy moneda sin seso.
Pero la noche aguarda
a que desvele algún misterio;
pues no ser hijo de la Nada
bien valiera un cielo casi abierto.
Ser lo que soy, no más;
no ser moneda ni precio,
es lo único que pido,
petición que siempre se lleva el viento.
Eres árbol, lo sé;
un árbol de tal fijeza
que no debiera darme miedo.

(4)
Aquella nívea ninfa
explayándose,
cómo me embelesaba;
mientras yo acorde,
y allá escondido,
a su grácil figura
eché un soplido.
En sus tenues brazadas,
como jugando,
los peces impulsaba,
solicitando
que favorezcan
su bella inclinación
o que enmudezcan.

(5)
Aquel pajarillo del cielo,
arco iris de mi ilusión,
alegra todos mis días,
desde que aparece el sol.
Cuando bate sus alas,
soy presa de la ensoñación.
Y vuela tan alto, tan alto,
que, a las blancas nubes,
contento dice adiós.
Pajarillo de mi vida,
pajarillo de mi amor.
Y, en su pico, la ramita,
relaja que es un primor.
Como un pajarillo, el alma,
como un pajarillo ... el corazón.

(6)
Por una alta montaña
va trepando un caballero;
lleva una herida en la frente,
y errante la mirada.
Se ha parado a descansar
sobre una roca porosa.
De su alma, enriquecida
en sus años de ciudad,
tiene el apego a la vida;
del pueblo, ... la parquedad.
También de letras es hombre,
poeta apasionado,
un mentor de renombre,
y un cantor muy delicado.
El viento de las alturas,
su cuerpo ha sosegado.
Ahí, las viejas premuras,
de nada sirven, ... ni el hado.
Oye un ruido cercano;
alguien viene a socorrerle,
como si fuese un hermano
que no deja de quererle.
¡Ay, hermosa pastorela,
pastorela de mi amor!
Eres dulce centinela,
pastora de mi dolor.
«Yo curaré sus heridas,
afligido caballero.
¿No fueron cien sacudidas
las que abatieron al fiero?»
Aquella dulce pastora,
de sencilla complexión,
parece que me enamora
con su llana condición.
«¡Ay, su corazón palpita,
con un ritmo abrumador.
Sí, un no sé qué le excita,
un algo embriagador.»
«Es tu figura, pastora,
la hermosura de tus ojos,
esos dedos cariciosos,
la sencillez de tu estampa,
esa mirada tan grata,
... y tu delicada voz.»

(7)
Tan ribereña comarca,
vistosa y resplandeciente,
es santuario de la barca
y orilla más que frecuente.
Y, en la arena de sus playas,
de mediterránea suerte,
anidan graves o gayas ...
estrofas de amor o muerte.
Y, si El Barcelonés le dicen,
es porque el mar bordea,
con olas que ya predicen
un balandro que alardea.

(8)
¿Qué lleva, en la falda recogida,
aquella mujer?
Un lucero lleva, sí; ...
un lucero.
Lo agarró cuando el céfiro, sí; ...
cuando el céfiro.
Querrá mecerlo en la cuna
y darle alimento.
Mecerlo en la cuna, sí; ...
y darle alimento.
Será su príncipe desde este momento.
Pero la luna, con su recelo
romperá la dicha de mujer y lucero, sí;
y quizá con el siguiente céfiro...

(9)
Se abren mis ojos al contemplarla,
cual ventanas de un mundo angelical;
mi verbo se llena de luz, color, ...
chisporroteo de su inmensidad.
Sí, porque de ella toda vida surgió,
transformándose, metamorfoseándose, ...
buscando nuevo aliento, ... el impulso vital;
raíz que no se tuerce ni cambia,
a menos que destruyamos su verdad.
Pienso en la mar,
y no dejo de meditar en su influjo,
en su poderío cósmico
que no zozobra ante la adversidad.
Ella se abrió camino,
buscó atajos,
y con las nubes se supo recrear.
La mar es un cuenco de conocimiento,
de ricas experiencias, ...
y quizá de estabilidad.

Juan-José Reyes Ríos
Extracto del poemario inédito "Arpegios".
Web: http://www.galeon.com/jjreyesrios
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