Usuario - - Acceso de Usuarios | Martes - 19.Marzo.2024 |
Estás en: Poetas noveles Un labriego sabio, me enseñó a esperar. ¡'A sellar mis labios'! ¡A no suplicar! Con la yunta al paso y un dulce mirara... Clavando el arado sin mirar atrás. En la solitaria y dura besana, surcos abrirá. Majales sedientos sembrará al azar. Mirando a los cielos espera al sembrar. Que nubes y vientos derramen en ellos, cuan dulce maná. El agua que al grano le hará geminar. Paciente y sumiso, se vuelve a llenar. De luz y esperanza, de paz y bondad. Un labriego sabio, me enseñó a volar. Asido a su mano, con su alma inmortal. Me sigue guiando, me llena... de amor y de paz. Surcan sus silencios por mi soledad... En mi, aún no a muerto. ¡Jamás morirá! Se mantiene a flote su gran dignidad. Y que nadie roce, ni nadie salpique. Su forma... de ser ni de estar. El labriego sabio, supo ser y dar. |
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