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Etiquetas: juan-josé reyes ríos, poema épico -1 - Antes de que sea noche cerrada y las lechuzas pretendan asustarme, he de cruzar este oscuro bosque, espacio de infinita soledad, luz de innumerables luces interiores, turba silente que huye del cáliz. Y si el caballero de la Triste Lidia me sale fieramente al paso, con él he de tener una justa, o combatir sin reglas ni honor, pues de todos es sabido que tal caballero nunca hizo juramento a ninguna orden, y que sólo satisface al mejor postor. -2- "¡Apartaos de mi camino! ¿Sois, quizá, el caballero del Arco Iris?", exclamó el de la Triste Lidia. "Precisamente, el que os lleva tanta ventaja". "¿Ventaja? Todavía no os habéis enfrentado a un bravo y verdadero caballero, ni mantuvisteis encuentro armado con ninguno de los laureados, como yo", manifestó, ufanándose. "¡Caramba!, sois más osado de lo que esperaba. Pero no malgastéis más palabras y poneos en guardia. ¿Os parece un lugar apropiado ese calvero, caballero de la Triste Lidia?". "En él mediremos nuestras fuerzas, caballero del Arco Iris". -3- El caballero de la Triste Lidia, mortalmente herido en el bosque, suplicó y luego bramó sin contención antes de que yo le dejara con su final. No hizo mención de ninguna dama, ni se arrepintió de ninguno de sus lances. Me alejé de allí, llevando de las bridas mi caballo y crucé el bosque en plena oscuridad, pues la luna se hallaba en su fase de novilunio, y, aún queriéndolo, no me podía alumbrar. -4- Un lobo aulló cerca de mí, antes de que yo abandonara el bosque. ¿En qué palacio, en qué lejana fortaleza se hallaba cautiva la hermosa doncella? La vieja que vive en la cabaña del cerro (una bruja misántropa, para los aldeanos) me había balbuceado lo siguiente: "Al salir del Bosque Oscuro te indicarán adónde se llevaron cautiva la doncella". Pero estoy saliendo del bosque y nadie me espera fuera. -5- Una vez fuera del bosque, vi una luz intensa junto a un roquedal. A ella me acerqué con mucha cautela. Era un muchacho con un fanal, que me hacía discretas señales. "He visto salir del bosque la montura del caballero de la Triste Lidia; entonces supe que érais vos quien había vencido. Y me alegré mucho", manifestó lleno de contento. Él me conduciría a la fortaleza donde se hallaba cautiva la doncella. Montó en un alazán y yo le seguí al trote. Juan-José Reyes Ríos (Extracto de mi poema inédito: "La doncella cautiva" |
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