La escarcha de su voz ecos extraños Halló en el aire donde aquel hechizo Su risa hizo volar como el granizo, Herido del invierno de los años. Brotó alegre la fuente y en los caños De su sonrisa el hielo se deshizo, Y luego buscó el mar en cuyo rizo De espumas recibiera tantos daños. Susurran hoy del viejo marinero Las olas mil canciones en las calas; Del sol las canta en tierra su lucero. La aurora y el ocaso con sus galas Nos pintan su perfil, el cielo entero, Que quiere a las espumas dar sus alas.
De "Las campanas de la muerte"
III-. "Los lanceros del ...
El puerto dejó atrás y el mar abierto, Como un aventurero entre las olas, Buscó, y el sol que agita sus cabriolas, Buscando otros lugares, otro puerto. Las velas desplegó por un desierto Acuático de mares, donde, a solas, Buscar en lo profundo caracolas Pudiera el alma bajo un velo incierto. Al mar volvió, volvió al azul dormido, El alma, la materia que, a la espera. El fondo hallará bello y reposado. El puerto dejó atrás, viajó al olvido, Las velas desplegó hacia otra costera Donde acogió al ocaso el mar airado.
Gervasio Muñiz
(In M...
La herida en hielo ardió y la luz cobarde Que en verso alzó los mares que retrata, El ponto amó, por donde se dilata La llama de la altura donde aún arde. Fue el fuego de un torrente aquella tarde El que imprimió la luz bordada en plata, Un sol que tejió el cielo de escarlata, Reflejo en que cuajó con vano alarde. La costa el sol miró, que, vagabundo, Al declinar, un pájaro sin plumas, Aquel bajel halló de mundo a mundo. Las olas se encresparon, las espumas, Los besos de la brisa, y, moribundo, Dejó un rayo de sol sobre las brumas.
Halló el descanso, el sueño merecido, La paz halló, la calma en un torrente, Cruzando el mar, que, alzada de repente, El horizonte mira en el olvido. Es mar su pecho, que, en el mar dormido, El premio cobra en calma donde, hiriente, La espuma salta y corre irreverente, Como un sepulcro digno al ya vencido. El fondo es, sin embargo, ese remanso Donde se viste el agua para el sueño, Sus rizos disfrazando de descanso. Neptuno lo acogió y él es su dueño, Que halló la paz en un palacio manso Que el mar agita con más loco empeño.
La espuma alegre revolvió en los mares Aquel viento dichoso que bullía, Mirando a un cielo azul donde solía El sol vestir de ocaso sus altares. Las olas, con graciosos malabares, Las olas agitaron cuando el día, Perdido casi en sombra, renacía, Tejiendo sus crepúsculos lunares. El sol cayó y, unida al pensamiento, Quedaba la memoria lastimosa, Aireada por las brisas, por el viento. Cuajó el cristal la sombra silenciosa, Herido por la helada, cesó el viento, La noche llegó triste y perezosa. Jose Ramon Muñiz Alvarez
"Las campanas de la muerte"
Segund...
Llegó a puerto el coral que se encendía, Antorcha al despertar de la alborada Que el cielo rompe, siempre alborotada. Como un lucero hermoso con el día. La noche un velo trajo en que dormía, Donde dejó la paz la brisa helada, La luz de las estrellas reposada Que el alba con su nueva luz rompía. Siguió la vida, en fin, y nuevos soles Traerán los ciclos a adornar el cielo, Que vestirán de nuevo su blancura. Allí hallaremos nuevos arreboles, Memoria allá en los mares y un consuelo, Sabiendo que lo abraza el agua pura....
La orilla alborotó un mar coralino Y el cielo asaltó, puro y despejado, Aquel caballo raudo que, embrujado, Pincel se hizo del aire cristalino. Y hallaste, al avanzar en el camino, Crepúsculos sin voz, un mar dorado, Y pudo descansar, ya fatigado, Tu aliento, firme ayer, hoy peregrino. La noche vino larga y duradera Con el amanecer, robando el día, Su luz, su brillo, toda la hermosura: Mi pecho será luz, y, dondequiera, Habrá de iluminarte cuando, fría, Te aceche, sin pudor, la noche oscura. Jose Ramon Muñiz Alvarez
"Las campanas de la...
Un ángel vi de niño en la mirada De aquella anciana dulce y cariñosa, Más bella que la aurora perezosa Cuando apagó su voz de madrugada. En su cabello blanco la nevada Hirió el color luciente de la rosa, Y el pardo de sus ojos hizo hermosa De su mirar la luz, alma hechizada. De niño vi en su rostro la dulzura De aquella vieja a la que, agradecido, Besaba con amor en la mejilla. Su voz hablaba llena de ternura, Amable siempre, en tono suspendido, Mostrando, con amor, su alma sencilla.
De "Arqueros del Alba" "Las campanas de la muerte&qu...
El viento helado que rozó el cabello, Llenándolo de escarcha y de blancura, No osó matar su hechizo, su ternura, Sus luces, sus bellezas, su destello: Manchado de granizo fue más bello, Más puro que la nieve cuando, pura, Desciende de los cielos, de la altura, Tan diáfano que el sol luce en su cuello. Hiriéronla los años, la carrera, El rápido correr hacia el vacío, Más no perdió la luz de su alegría. Sus risas, floración de primavera, Fluyeron como, rápida en el río, El agua en su correr, helada y...
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