Mirando mi calavera
un nuevo Hamlet dirá:
He aqui un lindo fósil de una
careta de carnaval.
Ya noto, al paso que me torno viejo,
donde orgulloso me miraba un día,
era el azogue lo que yo ponaía.
Al espejo del fondo de mi casa
una mano fatal
va rayendo el azogue, y todo pasa
por él como la luz por el cristal.
-Nuestro español bosteza.
¿Es hambre? ¿Es sueño? ¿Hastío?
Doctor, ¿tendrá el estómago vacío?
-El vacio es más bien en la cabeza.
Luz del alma, luz divina,
faro, antorcha, estrella, sol...
Un hombre a tientas camina;
lleva a la espalda un farol.
Discutiendo están dos mozos
si a la fiesta del lugar
irán por la carretra
o campo taviesa ir&aacu...
Si, cada uno y todos sobre la tierra iguales:
el ómnibus que arrastran dos pencos matalones,
por el camino, a tmbos, hacia las estaciones,
y enmedio de hombre mudo, hipocodriaco, austero,
a quen se cuentan cosas y a quien se ofrece vino...
Yallá, cuando se llegue, ¿descenderá un viajero
no más ¡0habranse todos quedado en el camino?
Bueno es saber que los vasos
nos siven para beber;
lo malo es que no sabemos
para que sirve la sed.
¿Dices que nada se pierde?
Si esta copa de cristal
se me rompe, nunca en ella
beberé, nunca jam´mas.
Dices que nada se pierde
y acaso dices verdad,
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá.
Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo camnos,
caminos sobre...
No extrañéis, dulces amigos,
que esté mi frente arrugada:
yo vivo en paz con los hombres
y en guerra con mis entrañas.
De diez cabezas, nueve
embisten y una piensa.
Nunca extrañeis que un bruto
se descuerne luchando por la idea.
Las abejas de las flores
sacan miel, y melodía
del amor, los ruiseñores:
Dante y yo-perdón,- señores-,
trocamos-perdón, Lucía-,
el amor en teología.
Poned sobre los campos
un carbonero, un sabio y un poeta.
veréis cómo el poeta admira y calla,
el sabio mira y piensa...
Seguramente, el carbonero busca
las moras o las setas.
Llevadlos al teatro
y sólo el carbonero no bosteza.
Quien prefiere lo vivo a lo pintado
es el hombre que piensa,...
Cuando murió su amada
pensó en hacerse viejo
en la mansión cerrada,
solo, con su memoria y el espejo
donde ella se miraba un claro día.
Como el oro en el arca del avaro,
pensó que no guardaría
todo un ayer en el espejo claro.
Ya el tiempo para él no correría.
Mas, pasado el primer aniversario,
¿cómo eran- preguntó- pardos o negros,
sus ojos? ¿Glaucos?....¿Grises?
¿Cómo eran, ¡Santo Dios!, que no recuerdo?...
Salió a la calle un día
de primavera, y paseó en silencio
su doble luto, el corazón cerrado...
De una ventana en el sombrío hueco
vio unos ojos brillar. Bajó los suyos
y siguió su camino...¡Como és...
Cantad conmigo acoro: Saber, nada sabemos,
de arcano mar venimos, a ignota mar iremos...
Y entre los dos misterios está el enigma grave;
tres arcas cierra una desconocida llave.
La luz nada ilumina y el sabio nada enseña.
¿Qué dice la palabra? ¿Qué el agua de la peña?
El hombre es por natura la bestia paradójica,
un animal absurdo que necesita lógica.
Creó de nada un mundo y, su obra terminada,
<<Ya estoy en el secreto-dijo-, todo es nada>>.
El hombre sólo es rico en hipocresía.
En sus diez mil disfraces para engañar confía;
y con la doble llave que guarda su mansión
para la ajena hace ganzua de ladrón.
¡Ah, cuando yo era niño
soñaba...
¡El que se quiere perder
-no todos quieren guardarse-
busca a la mujer!
Tres veces dormí contigo,
tres veces infiel me fuiste,
morena, conmigo mismo.
Pasó Don Juan por tu calle,
y en tu balcón le dijeron:
suba un ratito, Don Nadie.
¡Linda dama de mis sueños
hablando siempre con otro,
con otro, sin darme celos!
¡Y esa gran placentería
de ruiseñores que cantan!
Ninguna voz es la mía.
Desde Sevilla a Sanlúcar,
desde Sanlúcar al mar,
en una barca de plata
con los remos de coral,
donde vayas, marinero,
contigo me has de llevar.
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En preguntar lo que sabes
el tiempo no has de perder...
Y a preguntas sin respuesta
¿quién te podrá responder?
El hombre, a quien el hambre de la rapiña acucia,
de ingénita malicia y natural astucia,
formó la inteligencia y acaparó la tierra.
¡Y aún la verdad proclama! ¡Supremmo ardid de guerra!
La envidia de la virtud
hizo a caín criminal.
¡Gloria a Caín! Hoy el vicio
es lo que se envidia más.
La mano del piadoso nos quita siempre honor;
mas nunca ofende al darnos su mano el lidiador.
Virtud es fortaleza, ser bueno es ser valiente;
escudo, espada y maza llevar bajo la frente;
Porque el valor horrado de todas armas viste:
no sólo para, hiere, y más que aguardar, emb...
¡Oh fe del meditabundo!
¡Oh fe despues del pensar!
Sólo si viene un corazón al mundo
rebosa el vaso humano y se hincha el mar.
Soñé a Dios como una fragua
de fuego, que ablanda el hierro,
como un forjador de espadas,
como un bruñidor de aceros.
que iba firmando en las hojas
de luz: Librea. Imperio.
Yo amo a jesús, que nos dijo:
Cielo y tierra pasarán.
Cuando cielo y tierra pasen
mi palabra quedará.
¿Cuál fue, Jesus, tu palabra?
¿Amor? ¿Perdón? ¿Caridad?
Todas tus palabras fueron
una palabra: Velad.
Hay dos modos de conciencia:
una es luz, y otra, paciencia.
Una estriba en alumbrar
un poquito el hondo mar;
otra, en hecer penitencia
con caña o red, y esp...
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción:
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como ponpas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
¿Para qué llamar caminos
a los surcos del azar?...
Todo el que camina anda,
como Jesus, sobre el mar.
A quien nos justifica nuestra desconfianza
llamamos enemigo, ladrón de una esperanza.
Jamás perdona el necio si ve la nuez vacía
que dio a cascar al diente de la sabiduría.
Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
Ni vale nada el fruto
cogido sin sazón...
Ni aunque te elogie bruto
h...
Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el duero! Un musgo amarillento,
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna mísera caseta
al bord...
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