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La espuma que rizaba tu cabeza Manchaba los cabellos blanquecinos, Hermosos como mares coralinos Que dejan en la costa su pereza. Tu rostro fue bandera de nobleza, Los ojos vivarachos, peregrinos, Atentos a los brillos cristalinos Del aire que enseñaba su pureza. Halló en tu pecho un rico posadero La luz de tu cariño y tu ternura, Nacida de tu voz, raro lucero. Jamás bebió tu voz de la amargura Ni el brillo ardió en tus ojos sin esmero, Mas tu cabello heló la nieve pura.
"Arqueros del alba"
Las campanas de la muerte"...
Prendieron las antorchas su belleza, Las luces, el color y la hermosura, Las llamas de una súbita ternura Que ardió sobre su frágil fortaleza. Voló un suspiro al aire y, sin torpeza, Cruzó el silencio triste, y su figura, Serena, fue buscando otra postura, Librando en su bostezo la pereza. Sus ojos se entreabrieron y miraron Con dulce claridad, nunca con prisa, Gozando de la siesta y su reposo. Las llamas de una estrella dibujaron La bella mariposa de su risa En su semblante dulce y cariñoso.
... La sombra que borró su rostro bello Volviéndolo cenizas en la nada Negar quiere mi voz, cuando, callada, Se rinde al alumbrarla en un destello. La nieve que fue antorcha en su cabello Haciéndolo más claro, a la alborada, Recuerdo pudo ser, donde, apagada, Revive, al recordarla en todo aquello. Hirió su voz sin lucha el sinsentido Que arranca de los pechos el aliento Que ceden, quejumbrosos, su sonido. La muerte arrebató su sentimiento, Y el hielo sus rosales hizo olvido, Hiriéndola con fuerza el raudo viento.... El sol buscó un crepúsculo callado Detrás de las montañas y cordales, Las luces, las estrellas celestiales Que al orto dan, desde su principado. El oro fue en los mares reflejado Y el vuelo alzaste, yendo a los cristales, Del alba, cuyos brillos celestiales Ardieron en un cielo despejado. El árbol deshojado de tu risa ...
La luz sobre las sombras se deshizo Un viernes de noviembre donde, bella, En el fogón ardía una centella Que alzó la magia rara del hechizo. La lluvia dejó paso al invernizo Susurro de los vientos, su querella, Cansados de quejarse, pues aquella Más dura sonó en boca del granizo. Las lluvias y los vientos sacudieron Con toda su dureza los tejados,... http://jrma1987.blogspot
Sus manos delicadas, temblorosas, Ya débiles, estaban siempre frías, Mas no sus ojos, cuyas alegrías Lucieron en el fuego de dos rosas. Sus piernas caminaban temerosas De algún tropiezo, pero ciertos días Andaba con soltura si, en las mías, Sus manos se apoyaban jubilosas. Y, júbilo febril, me dio el hechizo Que pueden dar los ángeles del cielo, Hasta que su sonrisa se deshizo. La luz del sol cortaba el blanco hielo Que el prado hirió, con nieves y granizo, Pincel de la mañana sobre el suelo....
La aurora alzó los ojos Con un bostezo mágico, Cruzando las orillas Del mar desconocido, Y, entonces recordé aquel sol cobarde Que supo ser jinete en sus corceles, Cuando las rosas bellas Morían en sus manos, Marchitas del abrazo de la escarcha. La aurora alzó los ojos Con un bostezo mágico, Cruzando las orillas Del mar desconocido, Y, entonces recordé tu rostro bello, Llevado hasta los cielos por el alba, ... Fue el suyo el corazón más generoso Que nadie conoció sobre la tierra, Y más dulce fue el pecho que lo cierra En una urna de amor vuelta en reposo. No dejará jamás de ser hermoso, Más blanco que la nieve de la sierra, Este recuerdo grato que destierra La muerte hacia su imperio silencioso. Mas no podrá arrancar tanto cariño, Ni tanto amor ni fe, con insolencia, La ronda de la noche silenciosa. No robará el recuerdo de aquel niño Que ayer la vio y, llegada ya su ausencia, Su voz recuerda dulce y temblorosa.... Desde que el hielo hiere su cabello Y llena de granizo su hermosura, Desde que azota el viento su blancura Y mancha en él el alba su destello, Desde que se hace el banco algo más bello Y bella aun más parece su ternura, Desde que su sonrisa es la dulzura Y dulce es su mirar sobre su cuello, Desde que ya su voz, ayer risueña, Se esconde en el silencio de la nada Y desde que su risa ha enmudecido, En vano aguardo yo la carcajada, En vano la mirada de que es dueña Y en vano de su voz otro sonido. ...
Los corceles de la tarde
Lucieron gran hermosura Al recorrer viejos cielos Los corceles de la tarde, Que, en un torrente, ligeros, Sobre cordales viajaron Y extensos mares vencieron, Enseñando su belleza Del más claro y blanco acero. Les dio la aurora blancura, Los hizo el ocaso verso De corales encendidos, Encendieron sus reflejos Los paisajes al mirarlos Sobre la altura del cielo,... | | |