Poesías cortas. Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Navidad mágica, bella y soñadora,
levantas espíritus vanos y ensombrecidos,
que no estando muertos, sino dormidos,
saltan alegres con el reflejo de tu aurora.
Vienes solo por días y una vez al año,
cargada de vida, amores, y ternura,
recordando a Dios en excelsa hermosura,
cuando llegó como infante en época de antaño.
Con la imagen tierna del niño de Belén nacido,
revives y refuerzas amores filiales y fraternos,
algunos apocados pero sin etiqueta de vencidos.
Gracias navidad por despertar sentimientos
que incrustan en el alma seres queridos
y apaciguan también rencores y resentimientos.
Ricardo Buitrago C

 Tengo en el corazon una espina,
que se me clava poco a poco,
y es que sin tu medicina,
el probre se me esta volviendo loco.
Tengo en el alma una pena,
que me hace mas y mas daño,
de tristeza me llena,
que me convierte en ermitaño.

La luna
Oh plata celeste
que das lo que recibes
díme a quién quieres
al este o al oeste

Hilvana mi alma la alegría.
Compartiendo anhelos de otras gentes.
Y la noche
me coge más vacia.
Atrapada en la fría melancolía.
Que acentúa,
ese enorme vaivén
casi inconsciente.
Pero al ver de nuevo amanecer...
Fluye día a día, el enorme caudal.
Que arrastra la corriente,
de mi forma de amar.
Detestando lo frío e indiferente,
que se cruce al pasar.
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lelo-10-4-2001

Sutilizas que dejas al aire;
De mensajes,
inundan repletos.
El origen de tu dinastía,
o tu absurda fachada
de bohemio.
Las miradas cargadas de furia,
sus mensajes
bien claro reflejan.
¡No provoques más desolación!
Que no entiendo
más vocabulario.
Que la dura y cruel decepción.
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lelo-9-4-2001

Dormía la noche,
con su copas sereno.
Su cuerpo reposaba a mi costado.
Un sentir sutil, y lisonjero,
rezumaba de amor y
 temblaba de miedo.
No rehúses
mis dulces afanes.
¿No comprendes...mi enorme deseo..?
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lelo-9-4-2001

Soñando
Creo que fueron tus palabras,
o tal vez solo un sueño,
encendida en brasas,
soñando con tu beso.
Yo estaba en llamas,
mi corazón en un puño,
moviendome entre sabanas,
dulce caricia de tu mano.
Palpitante el escalofrío,
que sensación más divina,
temblaba mi alma.
Ya solo quiero ese brío,
tú seras mi cafeína,
si me dejas ser tu dama.

Libertad:
¿hasta donde... y para quien..?
Creo,
que sólo va de boca en boca.
Y me atrevo a decir
incluso,
que se pretende enterrar.
Eso sí:
con bonitos tules y brocados.
Y pienso...
libertad: ¿para quién...
Y para qué...?
¡Si aun estamos maniatados!

¿Por qué me miras tan serio,
carretero?
Tienes cuatro mulas tordas,
un caballo delantero,
un carro de ruedas verdes,
y la carreta toda
para ti,
carretero. ¿Qué más quieres?

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el duero! Un musgo amarillento,
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna mísera caseta
al bord...