Samuel Akinin

Se acaba el día
La noche me invade
El frío me agobia
La soledad me mata
La tristeza me irradia
Cosas que no comprendo
A veces, me calmo
Una vez agotado, pienso
¿Qué quiero?
Cuando nace la pregunta
Llegan algunas respuestas
Ando en busca de paz
De una tranquilidad ciega
Que hace alejar problemas
Se acaba el día
No sé que hacer
Si entregarme al sueño
O volver a creer
Por lo pronto dejo hacer
Mañana al amanecer
Me volveré y preguntaré
Ahora, cansado me entrego
A lo que quiera el destino
O lo que llamemos motivos
Sigan, arranca en el camino
Y pueda ver luz
La que me ilumine
Haciéndome comprender
Esto que no siendo sublime
Me agobia, me ahoga
No me deja vivir!
Y veo, me aleja de ti
...

Cae de repente la noche
la sombra de mi vida
descansa, toma su lugar
se abren algunas heridas
y comienzo a sangrar
por lo que veo, son recuerdos…
esos que a veces vienen
y que pocas veces se van
son momentos grabados
que se repiten sin cesar
sin dudas, es mi vida…
que remonto al comienzo
y no vislumbro el final
quizás, me debo preocupar…
o mejor, espero con paciencia
lo que se venga a develar
aunque mirando a la ventana
al fijarme en las aves en su volar
se abren nuevas esperanzas
se extravían ciertos temores
todo esto de a poco pasa
cuando la tormenta se aparta
y viene de nuevo la luz
a llenarnos de color y paz
entonces, todo tiene otra cara
sin dudas, creo debo esperar…
mañana en un nuevo día
cargado con algo de paciencia
pueda que el amor ansiado
se mude y quede de una vez
y por siempre a mi lado...

A veces nos sucede que no sabemos en qué punto estamos, miramos a los lados y desconocemos hasta lo que nos rodea. A veces nos suele pasar, que dudamos de todo, de lo que somos, queremos y hasta lo que deseamos, a veces se nos da por escribir algo así, esperando un nuevo amanecer
Transitan en mi mente
Recuerdos del pasado
Fantasmas que ya idos
No pueden ser olvidados
Solapan mi sonrisa
Mi alegría de antaño
Y voy buscando sombras
Al sentirme desolado
Carcomen las querencias
A las que me he acostumbrado
Y lleno de dolor me pregunto
Este es el fin o el comienzo
Será que un punto y otro
Están tan cercanos
Que se confunden, se unen
O al cerrar el círculo
Una vez, de haberlo logrado
Ya no existe ni uno ni otro
Apenas vivimos en un espacio
Espacio que no hemos ubicado
Por no ser, aún, futuro, ni ya, pasado...

Desde que te conozco
Vivo momentos encontrados.
Con el corazón henchido
Con el asombro encrespado
Van pasando los días y con ellos
Se van enredando los deseos
Que nacen de noche
Y que en el día, vas matando
Así ocurre en la semana
En los meses y en los años
Pero continúo cada mañana
A tu hermoso cuerpo alabando
Me gusta, cuando me amas
Cuando me quieres hablando
Cuando me dices con ganas
La pasión que estás vibrando
Hoy quise decirte cosas
Que mi mente ha pensado
Más siempre hay un enemigo
Que me mantiene callado
No importa, te deseo
Sé que te quiero, te amo
Lo demás que, yo, hoy
No te digo, me lo callo

Una exclamación de lujuria,
un grito con mezcla, de miedo y dolor,
un sentir palpitante, inusitado,
una expresión en tus ojos.
Son las acciones de un acumulado
que impulsan la actividad dormida
de un hombre cansado, a su amor.
He visto correr a los días
transitados por un conjunto de pasiones
equidistantes las unas de las otras
de una forma insospechada,
pero a la cual mi mente acostumbrada
hoy te viene a recordar.
No por que tengas un año más.
Ni por tu día de fiesta,
que pasó sin más ni más.
Lo hago convencido y sin halagos,
a conciencia que me has hecho enamorar
por muchas cosas: tu gritos de sorpresa
tu silencio ante el placer,
tu conmovedora manera de aprender
porque, esa que nunca ha amado
que nunca supo a un hombre adorar,
hoy, sé, que día a día, me amas más...

Ayer saboreé el manjar
Que tu cuerpo ha mantenido
Guardado, oculto, escondido
Supe lo que es amar
Cuando vi horas pasar
Y el tiempo perdía sentido
Acurrucado a tu alma
Cobijado bajo tu piel
Erizabas mis ganas
No sabía el por qué
Ahora en la distancia
Cuando miro y vuelvo a ver
Sé, que te amo
Más, no me preguntes ¿por qué?

El agua mansa
Dormida en el pozo
Espera tranquila
Con sed de amar
Cabalgando airoso
El jinete solitario
Salpica sin culpa
Y, una piedrecilla
De mil colores
Rompe la quietud
Despierta corazones
Sembrando dudas
Que ya no dormirán
Si es la paz
Lo que tanto ansiaba
O por el contrario
Las ganas de vivir
Son la que mandan más
Consciente de ello
De eso y, de aquello
Se eleva al cielo
Se convierte en nube
Ya comienza a volar
En busca de eso
Que el tiempo dormido
Sentó en su mente
En sus deseos y ganas de más
Ahora en camino cierto
Esboza su rostro una sonrisa
Pues esta convencida
Que solo vendrá
De ahora en adelante
Mucho amor, más felicidad...

Asombrado aún con la vista
Descubro a lo lejos el hermoso mar
Respiro profundo ante lo que veo
Y admiro también que tú estás
Estás en el centro de todo
Entre el lago, montañas y el mar
Si en verdad, hay algo extraordinario
Es el lujo que a todo ello, le das
Eres el malecón apacible
La corrida ría que llega al mar
El valle que nos permite a gusto
A cada montaña poder admirar
Eres, el lucero de la tarde
El mismo que nos viene a avisar
Que la noche nos cubrirá con estrellas
Y que lo bueno, está por llegar

Como en un mundo sin día
Como en un sueño perenne
Como si fuese solo alegoría
Como alguien que no comprende
Salí hoy, a ve la luz del día
De algún modo la había perdido
Y lo más triste es que desconocía
La falta, la soledad en que vivía
Más ahora, que avanzo seguro
En un camino que veo amigo
Siento que al fin puedo perderla,
Su compañía me ahogaba
Y es que vivir en soledad
Dejando que el tiempo acabe
Con los sueños de mi vida,
Es como aceptar la muerte
No una vez, a cada día

Lánguida noche
Que revierte el alma
Alcanza a mi eco
Y lléname de calma
Mujer maravillosa
Dueña de la nada
Cubre mis pesares
Provoca un trauma
Nos hable de amor
Nos lleve a la cama
Me insinúe de ti
Lo que mi cuerpo llama
Y cuando te canses
Cuando el sol
En su eterno madrugar
Ocupe el espacio sideral
Que permite olvidarte
Por un corto tiempo
Haz con tu fuerza
Con la voluntad y salero
Que recuerde de hoy
Todo lo que quiero
Lo que eres, serás
Aquello que ansío
Que deseo y venero