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Lunes - 14.Octubre.2024

Caperucita La Roja

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Enviado (14/12/2015)Enviado porMIARA-
Iba Caperucita
Por el sendero del bosque,
Tranquilamente cantando.
Llevaba un chándal,
De un vivo color rojo
Y la capucha del mismo
Casi le tapaba los ojos.

Al tirar por un atajo
Se le presentó el lobo,
Que lentamente le dijo:
“¡Niña, mira por donde caminas.
A ver si me dejas cojo!”.

La muchacha le miró
Con descaro y atrevimiento;
“¿Eres tú un lobo?.
Pues a mí no me das miedo.
Apártate de mi camino
Que sino no llegó”.

El lobo no se movió ,
Sino que le preguntó:
“¿Y puedo preguntarte
A dónde vas, señorita?”.

“¡Anda que no es fino
Este animal
Que señorita me ha llamado!”.


“Y entonces,
¿ cómo he de llamarte?”.

“Como lo hacen mis colegas
Y todo el mundo que me aprecie:
Caperucita La Roja,
Una tía que no es cualquier cosa”.

“¡Caperucita, La Roja!.
¡Vaya nombre!
¿Y de dónde te viene el mote?

“Pues verás, tío,
Es por este chándal
Y también por lo de mi padre.
Este era comunista,
Rojo como un cangrejo,
De los que leen a Marx
Y te dan el coñazo luego.
Ahora anda de capa caída
Pero todavía le quedan resuellos
Y por eso, yo su hija,
Recibo tal adjetivo,
Y a mucha honra,
No lo niego.”

“¿Y a dónde vas tú
Tan sola,
Sin nadie que te acompañe,
Por este oscuro sendero?”,
Le dijo el lobo,
Brillando bajo la luna
Sus ojos color amarillo
Y sus dientes,
Fuertes como el acero.

“A casa de mi abuela.
Hoy es día en que cobra
Y voy a ver si me da tela
Porque tengo los bolsillos
Que se me transparentan.
Y si no me lo da por las buenas,
En cuanto se descuide
Se lo quito del cajón
Y me arreglo así el marrón”.

“¿Eso harás
A tu pobre abuela?”.

“¡Claro está!.
La vida está
Muy achuchada.
Yo no curro
Y mi padre,
Será rojo,
Pero el capital se lo guarda
Como si fuera de la misma Banca.
Yo soy una chica moderna
Y cuando salgo,
No voy así, de adefesio;
Me gusta llevar tacones
Y ropa de esa,
De marca,
Que anuncian en las revistas
Y que parece que está hecha
Sólo para que la luzcan las marquesas”.

El lobo dijo asombrado:
“¡Qué extraña filosofía!
Parece que lo tienes claro.
Pero eres muy joven
Para que hables así
De la vida.
¿No tienes a nadie
Que de verdad te importe?”.

“Oye, ¡ Qué te has creído!.
¡Venirme a mí a juzgar!.
Lo que pasa
Es que eres un antiguo,
Un carroza,
Nada más.
Pues claro que tengo a alguien
Que por mis huesos está.
Es mi novio, “El Fernando”,
“El Leña”, le apodan ya,
Pues cuando se calienta,
Leña atiza de verdad.
¡Así que ten cuidado,
Si me vas a faltar,
Porque él
Te puede despellejar
Y hacerse con tu piel
Un abrigo
Como los de Nati Abascal”.

“Calma, calma, niña.
Tengamos la fiesta en paz.
Cuéntame donde está ahora
Ese muchacho
Que sola te deja estar”.

“¡Qué va!.
Él, hasta aquí
Me acompañó
Pero me enfadé
Y del coche me bajé
Y me fui
Campo a través
Porque no le quise escuchar.
Le pillé con la Inés,
Antes de venir acá,
Poniéndole caritas
Y yéndosele los ojos
Por el cuello del escote,
¡y el muy cerdo
Me dijo
Que no era
Lo que parecía
Y que eran
Imaginaciones mías!.
¡Serán idiotas los hombres!.
¿Voy a creerme semejante tontería yo?.
Pero, bueno,
Abreviemos:
Si me vas a atacar
Y a merendarte
A esta nena,
Te diré que lo tienes crudo,
Aunque se
Que es natural
Porque estoy muy buena.
Tengo una navaja,
Grande como una maraca.
“El Leña” me la regaló
Para que la usara
Si se daba la ocasión.
Así, que si te acercas
Te arrancaré
Esa oscura pelambrera,
Porque yo ,
A las malas,
Tengo peor leche
Que un batallón ,digamos,
De Karmeles,
Matamoros
Y Belenes.
Qué para princesa del pueblo
Esa no me conoce a mí
Y si se me enfrentara
Se quedaría calva.
Y si eso no es bastante,
Tengo un spray
Que ciego te puede dejar
Y como un monigote quedar.
¡Así que date el piro,
A tu guarida vete a dormitar
Que yo no soy una presa
Que tú puedas dominar!.
La vieja ya me espera
Y la pasta, caliente,
Para gastar-
Puede incluso
Que le saque
Alguna de sus recetas,
De las que incluyen calmantes,
Para que me las pueda tomar
Y el fin de semana,
Con mi “Leña”,
Poderlas disfrutar.
¡Así qué, adiós!
¡A más ver!.
No te quedes ahí pasmado
Y échate a un lado
Que “Caperucita La Roja”
Se va por su camino”.

Y sin mirar atrás,
Silbando se fue,
Dejando al lobo,
Sorprendido y atontado:

“Si ya me lo decía,
Mi loba.
Hay días en que es mejor
No levantar la cola
Y que venga la noche
Que todo lo borre.
¡Vaya ejemplar!.
¡Y a mí me llaman animal!”.
Caperucita La Roja
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