Usuario - - Acceso de Usuarios | Lunes - 14.Octubre.2024 |
Etiquetas: visión actualizada del cuento clásico Iba Caperucita Por el sendero del bosque, Tranquilamente cantando. Llevaba un chándal, De un vivo color rojo Y la capucha del mismo Casi le tapaba los ojos. Al tirar por un atajo Se le presentó el lobo, Que lentamente le dijo: “¡Niña, mira por donde caminas. A ver si me dejas cojo!”. La muchacha le miró Con descaro y atrevimiento; “¿Eres tú un lobo?. Pues a mí no me das miedo. Apártate de mi camino Que sino no llegó”. El lobo no se movió , Sino que le preguntó: “¿Y puedo preguntarte A dónde vas, señorita?”. “¡Anda que no es fino Este animal Que señorita me ha llamado!”. “Y entonces, ¿ cómo he de llamarte?”. “Como lo hacen mis colegas Y todo el mundo que me aprecie: Caperucita La Roja, Una tía que no es cualquier cosa”. “¡Caperucita, La Roja!. ¡Vaya nombre! ¿Y de dónde te viene el mote? “Pues verás, tío, Es por este chándal Y también por lo de mi padre. Este era comunista, Rojo como un cangrejo, De los que leen a Marx Y te dan el coñazo luego. Ahora anda de capa caída Pero todavía le quedan resuellos Y por eso, yo su hija, Recibo tal adjetivo, Y a mucha honra, No lo niego.” “¿Y a dónde vas tú Tan sola, Sin nadie que te acompañe, Por este oscuro sendero?”, Le dijo el lobo, Brillando bajo la luna Sus ojos color amarillo Y sus dientes, Fuertes como el acero. “A casa de mi abuela. Hoy es día en que cobra Y voy a ver si me da tela Porque tengo los bolsillos Que se me transparentan. Y si no me lo da por las buenas, En cuanto se descuide Se lo quito del cajón Y me arreglo así el marrón”. “¿Eso harás A tu pobre abuela?”. “¡Claro está!. La vida está Muy achuchada. Yo no curro Y mi padre, Será rojo, Pero el capital se lo guarda Como si fuera de la misma Banca. Yo soy una chica moderna Y cuando salgo, No voy así, de adefesio; Me gusta llevar tacones Y ropa de esa, De marca, Que anuncian en las revistas Y que parece que está hecha Sólo para que la luzcan las marquesas”. El lobo dijo asombrado: “¡Qué extraña filosofía! Parece que lo tienes claro. Pero eres muy joven Para que hables así De la vida. ¿No tienes a nadie Que de verdad te importe?”. “Oye, ¡ Qué te has creído!. ¡Venirme a mí a juzgar!. Lo que pasa Es que eres un antiguo, Un carroza, Nada más. Pues claro que tengo a alguien Que por mis huesos está. Es mi novio, “El Fernando”, “El Leña”, le apodan ya, Pues cuando se calienta, Leña atiza de verdad. ¡Así que ten cuidado, Si me vas a faltar, Porque él Te puede despellejar Y hacerse con tu piel Un abrigo Como los de Nati Abascal”. “Calma, calma, niña. Tengamos la fiesta en paz. Cuéntame donde está ahora Ese muchacho Que sola te deja estar”. “¡Qué va!. Él, hasta aquí Me acompañó Pero me enfadé Y del coche me bajé Y me fui Campo a través Porque no le quise escuchar. Le pillé con la Inés, Antes de venir acá, Poniéndole caritas Y yéndosele los ojos Por el cuello del escote, ¡y el muy cerdo Me dijo Que no era Lo que parecía Y que eran Imaginaciones mías!. ¡Serán idiotas los hombres!. ¿Voy a creerme semejante tontería yo?. Pero, bueno, Abreviemos: Si me vas a atacar Y a merendarte A esta nena, Te diré que lo tienes crudo, Aunque se Que es natural Porque estoy muy buena. Tengo una navaja, Grande como una maraca. “El Leña” me la regaló Para que la usara Si se daba la ocasión. Así, que si te acercas Te arrancaré Esa oscura pelambrera, Porque yo , A las malas, Tengo peor leche Que un batallón ,digamos, De Karmeles, Matamoros Y Belenes. Qué para princesa del pueblo Esa no me conoce a mí Y si se me enfrentara Se quedaría calva. Y si eso no es bastante, Tengo un spray Que ciego te puede dejar Y como un monigote quedar. ¡Así que date el piro, A tu guarida vete a dormitar Que yo no soy una presa Que tú puedas dominar!. La vieja ya me espera Y la pasta, caliente, Para gastar- Puede incluso Que le saque Alguna de sus recetas, De las que incluyen calmantes, Para que me las pueda tomar Y el fin de semana, Con mi “Leña”, Poderlas disfrutar. ¡Así qué, adiós! ¡A más ver!. No te quedes ahí pasmado Y échate a un lado Que “Caperucita La Roja” Se va por su camino”. Y sin mirar atrás, Silbando se fue, Dejando al lobo, Sorprendido y atontado: “Si ya me lo decía, Mi loba. Hay días en que es mejor No levantar la cola Y que venga la noche Que todo lo borre. ¡Vaya ejemplar!. ¡Y a mí me llaman animal!”. |
v.03.15:0,168 Novedades Contacto buscador Mapa web GestionMax | |
© RedGiga - 1998-2024 | Aviso Legal | Política de Privacidad | Publicidad |
Uso de cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación y ofrecer contenidos y publicidad de interés. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestrapolítica de cookies. Aceptar