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(24/11/2013) - Enviado por
homero52Tú, mi amor,
mujer que te deslizas
por mis suavidades,
que das luz a mis días,
que enciendes las ascuas
de mi anodina interioridad;
voluptuosa en el lecho,
y moviéndote con un ritmo
de pujanza sideral,
has llenado de equilibrio,
de templado estar en el mundo,
mi desajustada realidad.
Nadie es cautivo del Amor;
se ama o se está en desamor.
El amor es profunda libertad,
un incontenible manantial
deseoso de saciar la sed
de la persona amada.
Gracias a que no es misterio,
sino motor de nuestro mundo,
es la amorosa presencia,
esa visión y sensibilidad
que se aparta de la brutalidad,
lo que nos convierte en humanos,
en seres dignos y hermanados.
Cuando adviene el desafecto,
es mejor retirarse, abandonar,
darle a la vida otro rumbo,
y concederle al que fue, tanto tiemp...