Ciudades

Él es Nueva York. 

Nueva York en estado puro. La definición perfecta de libertad y descontrol.

Te mira. La vida te da un vuelco y los esquemas de siempre, otro.

Porque él se ha pasado toda su vida siendo ruido. 

Noche. 

Y una certeza constante. 

Jamás le oí nunca ningún “ojalá” o un “quizá” porque supo lo que quería desde que supo que tenía que querer algo. 

Porque él es de los que no necesitan canciones de cuna para poder dormir. Sólo un "cubata" y una vida extranjera. 

Él te coge de las manos, te quita el aliento y habla sobre la certeza de los futuros y le grita a la gente cosas que suenan a no perderse.

Y le crees, pero sólo porque es él. 

Y empiezas a pensar desde que intervalo de tiempo llevas viviendo tu vida tan mal.

Yo, Roma. 

Oscura y desteñida. Sinónimo de la palabra caos.

Nunca sé que sé. Pero creo que una vez lo fui todo.

Ahora tengo en las venas la clase de locura que nadie entiende.

Una belleza efímera y nocturna. Un destrozo sin camuflar, aunque me gustaría.

Y escribo, para rematar. 

Para rematar a quién no me lee y a quien intenta hacerlo. Para rellenar grietas, o eso creo.

Yo, a veces, si me preguntas e insistes, consigues que esquive tu mirada y hable sobre pasados, y le titubee a la oscuridad cosas que no llegan a ninguna parte y que a nadie interesan.

A él van porque es todo lo que construye,

de mí huyen porque soy todo lo que cayó.

A él van porque es diferente,

de mí huyen porque soy rara.



A él van porque es luces,gloria e ingenio

de mí huyen porque soy oscuridad,miseria e idiotez.

Compara Nueva York y Roma,

la primera no permite que nadie le haga un rasguño,

la otra sigue intentando averiguar quien de todos la destruyó. 

Poesía Ciudades