bares

“Sirve con arte y decoro . . .”
 
De arriar vacas por el valle
en España, Ramón Valle
se olvidó de los rebaños
y al cumplir dieciséis años.
 
Llegó a México campante
viendo el futuro, adelante,
de la vida que germina
y se compró su cantina.
 
Una de mucho decoro
bien llamada “El Gallo de Oro”
de pura reminiscencia,
la segunda con licencia.
 
Desde el siglo diecinueve,
hasta el verso se conmueve,
de allá de mil ochocientos
setenta y cuatro, cimientos.
 
De un porvenir fiel basado
en el servicio brindado
con plenitud de excelencia
para el cliente, su querencia.
 
Que llega con sed a ultranza
a Venustiano Carranza,
al número treinta y ...