Enviado
(16/12/2015) - Enviado por
MIARAEn esa cárcel, sin grilletes,
estás confinada, rota.
Sus barrotes no son de acero
pero nada los puede romper,
ya que no fueron forjados
en los fuegos de una fragua,
sino por una mente enajenada
que al delirio se entregó,
que no ve la puerta ó ventana,
que la lleve a otro mundo
donde halle comprensión.
Las trompetas tocan.
Tú las puedes oír;
y te extrañas de que nadie
se vuelva en ese momento
y se pregunten con miedo,
a quién están llamando,
quién es el condenado,
quién tiene que morir.
La opresión crece,
crece como una montaña
en un continente, perdida,
donde sobrevuela el águila
sin nido al que llegar,
donde sus patas reposar,
sin polluelos que alimentar.
Si despiertas de la vida,
si te atreves a desear
que nada se hubiera iniciado,
el poder volver atrás,
¿ha...