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* Y allí se quedó él con sus ojitos vidriosos una mueca triste en el rostro, sin saber ni comprender por qué la navidad lo hizo tan bruscamente crecer. Sintiendo un dolor tremendo algo como una espina que no dejaba de clavarle el pecho. Él con apenas ocho añitos esperaba recibir dulces una pelota, o un carrito; Pero, papá y mamá discutieron, esa noche ni comieron solo fueron alegatos, frente a él, se lanzaban los platos. Su corazón tan pequeñito apenas resistía tanto sobresalto, la comida y la bebida pasaron a segundo plano, con horror observaba que la blanca noche se hacía cada vez más oscura. La comida no entraba, su garganta se cerraba, la sal del llanto rojo intenso sus ojitos tornaba: Pero a mamá y papá eso poco le importaba. Un ruido tapió sus oídos, después de que la puerta se cerró tras de su papito, y un silencio se apoderó de él cuando se le paralizó su corazoncito. El grito de sus ojitos petrificados buscaban una respuesta en la madre respuesta que no tardó en llegar cuando la escuchó gritar, somo dos, el resto es nadie. Y allí se quedó él en una navidad muy distinta, buscando alimentarse del ayer, porque el el sabor del presente le sabía a hiel. * Mónica Ruth Mónica Muñoz R Derechos de autor Chile. |
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