leugim nauj

'Esto/ sucedió entre dos párpados, temblé/ en mi vaina, colérico, alcalino,/parado ante el lúbrico equinoccio,/al pie del frío incendio en que me acabo.'
César Vallejo.
Vertiginoso es el abismo de los tiempos
como la distancia de los cuerpos siderales,
como la cornisa del más alto rascacielos,
como la ardiente profundidad de los volcanes.
Vertiginoso es este destino que me azuza
como una jauría de perros incansables.
No es otra cosa, sino vértigo, esta lucha
interior entre mis demonios y mis ángeles.
Como el vértigo las circunstancias nos separan,
originando espacios incalificables.
Pasan los días y nuevas espinas afloran
rasgando el velo de mi espíritu y de mi carne:
ésta es de una pena, aquella de una duda.
Recuérdame, por Dios. No vayas nunca a olvidarme.
...

Del libro 'Reflexiones y poemas de Leguim Nauj'
Esta Tierra no es mi tierra.
No, no quiero que sea mi tierra.
Esta tierra huele a tierra calcinada
y a humeante rama negra.
Dime, ¿dónde está el planeta
donde no existió Hiroshima,
donde nunca hubo alambradas
ni se alzaron las fronteras,
donde las únicas armas
fueron palabras sinceras?
No, no quiero que sea mi tierra.
Dime, ¿dónde está el país
que cruzaron caballeros
sin espadas ni ballestas,
en el que hubo mil cristos
y ni una sola iglesia,
en el que la guerra santa
jamás alzó su bandera?
No, no quiero que sea mi tierra.
Dime, ¿dónde está la isla
donde el valor de la plata
fue el mismo que el de las piedras,
donde la revolución
lo fue del todo perfecta,
donde la marginación
siempre brilló por su ausencia?
Dímelo, imaginación inválida,
desde tu silla de ruedas.
...

Filosofía de amor
Vine para conocerte -¡que es bastante!-,
para gozar las mieles de tus labios,
para seguirte en los consejos sabios,
para compartir contigo algo importante.
'De dónde vengo' no es ya significante
y 'hacia dónde voy' es casi un agravio.
-Se orienta hacia otro cielo mi astrolabio
en pos de tu cabellera centelleante-.
Entre las muchas luchas que sostengo,
al menos por 'quién soy' ahora me tengo,
de un modo firme, tenaz y provocante.
Soy quien te escribe, éste en quien devengo
poeta por tus huesos, soy quien vengo
a, intensamente, amarte. Soy tu amante.

Del libro 'Reflexiones y Poemas de Leugim Nauj'. 2003
Sólo tienes que amanecer,
correr del cielo las nubes,
sellar los conductos lacrimales del cerebro.
'Al principio todo eran tinieblas
pero el Sol, con su luz vivificante,
expulsó a los demonios de la noche...'
Luego viene aquella historia
de ensayar una leve sonrisa,
una sonrisa franca y auténtica.
Luego, el recuerdo agradable,
los ensueños y las vividas experiencias.
Eres demasiado exigente.
Solo tienes que amanecer
y extender tu llama,
hasta que se pierda en el horizonte
como un poderoso rayo láser.
Enjuga tus silencios
y transmuta en risa
lo que sonrisa fuera.
Más fuerte,
más alto,
que la risa llegue al techo
y que acabe en carcajadas,
en carcajadas ecxplosivas
como fuegos de artificio.
¡Música de carrusel de feria
con sabor a buñuelo de viento!
¡Música de vals
p...

A mis amigos de Webalia.
Bueno, también a mis enemigos, por si acaso.
(Del libro Reflexiones y poemas de Leugim Nauj. 2003)
¿Quíén a voces os dijo
que al día séptimo
habíais de descansar?
Para el creador no hay descanso
ni un primero ni un último
destino en qué acabar.
Sólo la muerte detiene
y nos obliga a un final.
Os insto así a la creación,
al móvil y a la acción,
a no daros tregua jamás.
No se pare el corazón
justamente en la mitad.
No te sustituye nadie
porque eres especial.
Tú, pintor, a los pinceles,
a combinar los colores
en tu paleta sin par.
Tú, cantor, a las canciones.
No les falten emociones
a las gentes del lugar.
Tú, actor, al escenario,
al ensayo necesario
y luego a representar.
Alfarero, tú a ese barro
primigenio y milenario
que tienes que transformar.
Tú, músico, al instrumento,
a lanzar notas al vien...

Ofrece a los límites de la aurora el vino de tu cáliz,...
Omar Khayyam.
Los adoradores de la noche
regresan al alba:
los párpados cansados,
la frente perlada,
espesa la lengua
y húmeda la espalda.
Se cruzan confidencias
parejas que pasan.
En cálidos bolsillos
manos enfundadas
o dedos lanzando humeante el pitillo,
que bota en la acera
de la madrugada.
Al oído se musitan palabras,
tras sus ojos vidriosos
abrigan esperanzas.
Taconea la calle una chica delgada,
un grupo conversa en la esquina
con voces muy altas;
en el vientre del contenedor,
se hace añicos,
la última botella acabada
y la aurora ilumina sus caras
y devuelve a sus cuerpos
sus formas exactas.
Unos trastabillan,
otros se enderezan;
algunos se abrazan
y tiernos se besan,
en tanto que otros, ebrios,
ríen, discuten y torpes canturrean...
Mientras, el pincel del cie...

El tiempo pasa al margen de la gente
y la gente se esconde ante ese paso
Mario Benedetti.
Hoy te hablaré del tiempo que perdimos,
de los besos que no nos hemos dado,
del dolor y la distancia que sentimos,
de las cadenas que nos encadenaron.
Hoy quiero reclamar el pan y el vino
que estaban para nosotros reservados
pero que las circunstancias, o el destino,
sin pudor alguno nos arrebataron.
Hoy quisiera llorar amargamente,
hundiendo mi cabeza en tu regazo
y acariciar tus manos largamente
vertiendo sobre tus pechos mi llanto.
Hoy te hablaré de la dicha que tuvimos
porque un día pudimos encontrarnos,
de los momentos que hemos compartido,
de las miradas y de los abrazos.
Hoy quiero recordarte que un día fuimos
felices como nunca imaginamos,
las frases que al oído nos dijimos,
las sonrisas que nos d...

...porque el deseo es pregunta
cuya respuesta nadie sabe.
Luis Cernuda.
(Distancia)
La distancia que media entre nosotros
no supone, en modo alguno, ausencia
para quien disfrutó de tu presencia,
por muchos que fueren los kilómetros.
Podré disimularla ante los otros,
vestirla de sonrisa y apariencia,
teñirla hábilmente de coherencia,
aromarla con perfume de heliotropos.
Viva en mi pensamiento -cada instante
un recuerdo feliz relampaguea
como el brillo en la arista de un diamante-
permaneces; eres única idea
y motor de este corazón amante
que aún late, loco, porque te desea.
(Silencio)
El silencio que media entre nosotros
no supone, en modo alguno, olvido
para quien disfrutó de ese sonido
vibrando emocionante entre dos rostros.
Podré enmascararlo entre los otros,
subir los decibelios del ruido,
decirme a mí mismo...

Para Marisa, que pide un poema que no sea triste.
Esta tarde estabas radiante, derrochabas hermosura y equilibrio interior.
Esta tarde estabas hermosa como una roja rosa.
Nadie, como yo, te ha visto florecer y madurar a través del amor;
nadie ha podido asombrarse ante la transformación, a veces dolorosa,
de la delicada y frágil margarita hacia el tallo espinoso de la rosa.
Esta tarde me he alegrado, una vez más, de conocerte;
de poder formar parte de tu íntima existencia.
Esta tarde en la que, una vez más, pude contemplarte
feliz en la mirada, ardiente en la impaciencia;
ha ocurrido de nuevo la cercana y la maravillosa experiencia.
Se ha ido el día besándote en los labios, corriéndose el carmín,
robándote el perfume de tu cuello, oliéndote el cabello...
Se fue la tarde, ¡mas ha quedado por siempre para...

A veces, la convivencia precisa de la rendición.
Esa brutalidad en las acciones,
ese gesto duro y desafiante,
ese tono mordaz y dominante
no aportan, ciertamente, soluciones.
Esa actitud ensoberbecida,
ese afán de vencer a toda costa,
ese odio que cada día reposta
no ayudan a mejorar la vida.
Ese quedar siempre por encima,
ese decir la última palabra,
esa insinuación sórdida y macabra,
esa razón que se desestima,
esa ausencia tan bien premeditada,
ese silencio duro como el hielo,...
no te servirán nunca de consuelo
ni aquietarán tu alma envenenada.
Ese olvido tan malintencionado,
ese aprovechar cualquier circunstancia,
esa excusa tan falta de sustancia
no mejorarán tu infeliz estado.
Ese empeño por demostrar valía,
esa actitud de autosuficiente,
ese ademán grosero o insolente
no lograrán que ganes la porfía.
Esa c...