Paula Bécquer

iba andando por la montaña, con la luna a mi espalda, cuando oí al horizonte mencionar una palabra. La luna se detuvo en la punta mas alta y en la de al lado el sol se asomaba. Pasos me acompañaban como mi misma sombra, el reflejo de la luna se situaba en el agua, del manantial cercano a mis huellas pasadas, en poco tiempo me encontré el manantial de nuevo y mis lagrimas lo cubrieron. el arce escondía las estrellas y cerrando mis ojos espere a la mañana..
Ala mañana del medio día seguía perdida, la ansia por regresar cubría cada vez más mi corazón. El manantial se había secado y en su interior el dibujo
de el camino hacia mi morada. como si un angél me hubiera acompañado. En la puerta de mi casa encontré a mi angél de la guarda. era mi amado que me había acompañado en ese inesperado ...

Descubre por azar un beso...
coloreando en segundos.
Contacto y pasión.
Tú y Yo...
Un flujo de mares
recorriendo, un solo mundo,
inventando sin escudos
las esquinas de la verdad.
Y traduciendo el lenguaje...
de siempre
Tú y Yo...
el letargo de mil formas
Y el hombre y mujer,
sujetando la misma esperanza
Y marcando en carne...
la interrogante, del mismo querer.
enlazando la misma forma... de los labios.
Tú y Yo...
sin las mil palabras de un poeta.
Verbalizando tan solo el amor
Sin cruces, ni pasado
Tú y Yo...

Presiento que este cuerpo...
sobra para amarte
y que mis labios no son sal
y mis lagrimas no son miel,
que mis palabras son palabra
y que en mis labios no sabes leer.
Presiento que estos labios...
para besarte no necesitan color...
y que te imagino como te imagino,
que vienes de lo que conozco
y que vives, porque no mueres.
Presiento la delicada luz del alma
y presiento que tus manos...
no olvidan las líneas que han inventado,
que tan solo viven del teorema...
involucrado en los respiros.