Pedro Borrero

                         I
Blanca con respecto a la noche,
mujer de perfil a las gradas, silueta sin fin,
natural en reunión con los amigos,
alumna ex-profesa, realizadora de sueños,
alma de pura nobleza, el cielo
ensartado en el auditorio por sus ojos,
el semblante de la felicidad en sus mejillas.
                           II
Solo tú te muestras, redimida
o alegre de los actos, universitarios
tus pasos legibles,
tu mirada serena,
tu cara de niña,
tus piernas de amada,
tu cutis por corazón,
...

Un gesto en el espejo…
Nunca nos devuelvas el semblante del espejo
Déjanos
Complacidos en un gesto
Quédate
En el mismo gesto de los días y las noches
Donde unos ojos femeninos
Se desvelan en silencio
Haz que nuestra noche siga siendo
Placida
Como soñar con una musa
Dentro de un espejo hasta nunca despertar.
Pedro Borrero

En esta noche,
una joven mujer y su novio
se dan amor del bueno,
se van quedando solos los dos,
su corazón les dice que es el momento,
solos en la piscina se penetran,
se van matando el uno al otro.
La entrega se da en silencio. Como
Se da la luz de la luna en la piscina.
Sus cuerpos se unen por el amor.
En silencio se van llenando el uno al otro.
En la mañana se despiertan, sobre brazos;
Descubren entonces que lo saben todo.
Observan sus cuerpos desnudos y lo saben todo.
(¡De cierto en esta noche se han amado!)

Tu Indiferencia…
Hay algo de rubor
En la mirada de tus ojos
Un gesto trivial e innecesario
Cierras los ojos
Comienza el regodeo
Nada extraigo nada vale la pena
La soledad me acompaña
No quiero salir a buscarte
En la penumbra de una noche fría
Me conformo
Con la definitiva quietud de mi habitación
Los segundos que acompasan el reloj
Ese tic-tac interminable de las tres de la madrugada
Pero tu indiferencia va siendo
Una actitud despreciable
Prefiero verte aguerrida desencajada
Y que no finjas
No huyas

La mujer de la luna
Camina en la playa;
Cuando desenreda sus cabellos
Impregna la brisa con su perfume.
Hay en sus labios redondos
Pétalos por deshojar
Y en sus serenos ojos negros
Pupila perlada de la noche.
La mujer de la luna
Viene por donde se va.

Isleña
Podría describirla
Ella tenía ojos grises
Tenía cabellos castaños
Tenía un cuerpo esbelto
Sólo recuerdo a la mujer más hermosa
Llevando a cuestas
Como otra piel
Aquel cántaro de agua cristalina
Vivaces caritas
De sedientos niños
Inquietos niños ribereños
La perseguían
Era el agua de la isleña y el cántaro de nadie
Tras esa mujer isleña
Me deslumbró el milagro acaecido
El amor la entrega la mirada
El sol radiante
¿Era una mujer una razón una pasión?
¡Oh Dios!
Que horrible ardor en los ojos
Que sudor amargo en la boca
De aquel intolerable mediodía
En que más hermosa más amorosa
Más grata y cristalina que el agua
A mi lado
Coronada de joyas
Pasó esa mujer isleña
...