ALBEDRÍO HECHO AÑICOS
¡Vine al mundo para vivir,
inútil ha sido mi anhelo,
al mi madre decidir,
mi cuerpo arrojar al suelo!,
¡Mi cuerpo tan pequeñito,
tenía vigor y quería,
en la estada un huequecito,
ya que con vida venía!,
¡Para vivir mi destino,
tristezas y delicias,
destino tal vez mezquino,
tal vez hecho de ambrosía!,
¡Era mi vida y quería,
vivirla en su plenitud,
lo mismo en luciría,
que muy faltosa de luz!,
¡Yo la miraba intuyendo,
se adueñaría de mi vida,
la miraba yo pidiendo,
ejerciese en madre querida!,
¡Como dueña de mi vida,
me arrojó contra el suelo,
y se ahuyentó enseguida,
sin sentir de mi vida duelo!,
¡Una hora he vivido,
ya fuera de sus entrañas,
y la agonía he sufrido,
entre montones de cajas!,
¡Basura , entre basura,
mi cuerpo el pequeñito,
sin conocer la dulzura,
de maternales besitos!,
¡Era yo un ser arrojado,
cual inmundicias se arrojan!,
¡era yo un ser inmolado,
sin duelos que acongojan!,
¡Vine a la vida con vida!,
¡con vida tan sólo mía!,
¡y la mi madre querida,
creyó que nada valía!,
¡Como la suya, mi vida,
era vida sólo mía!,
¡mi madre muy decidida,
no me la dejó ni un día!,
¡Ahora desde el cielo pido!,
¡que madres como la mía!,
¡hagan de sus brazos nido,
de sus miradas caricias!,
¡De esa manera llegue el día,
que todo recién nacido,
pueda sentir la alegría,
de ser bien acogido!,
¡En los brazos de su madre,
siempre madre querida,
y la protección del padre,
para orientarle la vida!,
ANA ARIAS SAAVEDRA