Usuario - - Acceso de Usuarios | Sábado - 25.Enero.2025 |
Estás en: Poetas noveles No lloréis por mi memoria, Por mi cuerpo Rígido y frío, Cuando desfile En mi ataúd Ante vuestros rostros serios Llenos de alabanzas Al muerto, Cuando ya no lo capte La vanidad de los huesos. No desgranéis Mis momentos de historia, Pues sin duda en ellos No estará la verdad Que sólo yo pude valorar Y que ahora, Sepultada En un sueño final, Yacerá. No me adornéis De virtudes Que nunca merecí, Pues mi corazón impío, No se lo ganó Y únicamente, La incertidumbre, La zozobra, lo cubrió, Y el miedo a los fracasos, Abrazando la desconfianza, Lo condenó. Puede que el dolor No fuese tan amargo, Si las palabras Que al viento se declaman, En su momento Hubiesen llegado A donde se las esperaba. Pero ese hueco Quedó desierto, Sin destinatario Al que envolver con abrazos, Sin melodías de consuelo Que hubieran hecho Cambiar el paso Al que enfiló Del precipicio el sendero. Deja que el silencio Lo englobe todo, Pues lo que no se entregó Cuando el alma En su jaula se encerraba, Ahora es inútil lamentar, De humedecer la lápida, Ya que el mármol Nunca tuvo Como cualidad El entendimiento, Ni nunca gozó Del sentido del oído Ni la elocuencia De la voz. |
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