Usuario - - Acceso de Usuarios | Viernes - 19.Abril.2024 |
Estás en: Poetas noveles y mas bien mirando a los pies cuando caminaba: observando esa proporción de reparto que tienen los zapatos: como si fueran puertas abriéndose en un transito silencioso, como un mantel de piedras, como un movimiento infinito. Me empujaba la soledad como una fiebre instalada sin tregua, como una espada establecida en mi espalda, persistente, definitivamente haciéndose prenda de mi piel: devorando mi sombra, pinchando la amarga y ensangrentada estación de mis sílabas, de mi armario golpeado. Y sentí dolores lentos, calcinados por el viento de tu lejanía. Sentí tu figura sobre mis ojos como dos brasas, como una tempestad física que se destroza asimismo. Subí las escaleras de mi casa, poco a poco, como si una pesada estructura gobernara mi ímpetu. Al llegar, sus aires estaban como coros anegados de ausencia. Sentí el frío de una ola invernal. Quise dar vuelta tras de ti pero me quede en medio de mi canto doliente y entreabierto: ya no podría alcanzarte. Sentí de nuevo la fuerza de tu presencia y mis ojos te enviaron un saludo. En mi alcoba te vi sentada en la cama y las ruedas de mi cariño estallaron en tristes giros. Y en mi mesa encontré estas palabras que venían dispuestas del camino. |
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