Poetas noveles

¡oh, ángel caído del cielo
que esperanza me diste,
no remontes el vuelo,
no me dejes triste!.
Sueño con poder tenerte
para siempre a mi lado,
sin ti prefiero la muerte
pues mi alma has abandonado.
Camino por el mundo cruel
sin rumbo fijo, mi amor,
siempre te seré fiel
porque me diste tu candor.
Sólo pienso en ti,
me estoy volviendo loco,
¡que será de mi
si del amor sin ti sé poco!
Espero que vuelvas
a estar conmigo,
espero que vuelvas
para estar contigo.
Mi locura no tiene fin
desde el día que te fuiste,
tristeza tengo sinfín
recordando lo que me diste.
El campo, hermoso,
me recuerda tu rostro:
con todas sus amapolas
que mi corazón enamora.
Mil regalos te daría
si fueses sólo mía,
pero amar a un ángel es pecado
y yo soy un condenado.
Pero prefiero morir mil veces
por ver cómo tu rostro se adormece,
no me asusta la condena
s...

Si ella vio sus ojos aquel día
mientras él los ignoró,
Si ella se ilusionó con una sonrisa inexistente
mientras a él no lo importó mostrar simulación.
Si ella se enamoró de aquella mirada ignorada
y de esa sonrisa falsa no fue culpa de él,
quien es acusado por todos de la infelicidad
de ella, que no hizo otra cosa más que
continuar lo que un día soñó mientras vivía.
¿para qué existir cuando no se vive un sueño?
¿Para qué soñar cuando no se vive?
Ella siguió la luz de lo que le pareció su destino
Pero él apagó la emisión que continuo siendo una quimera para ella.
Ella sólo quiere que vuelva,
Él sólo quiere irse y olvidarla,
Ella habla de amor para sentir una esperanza,
para sentirse cerca de todo lo que la haría feliz,
para sonreír sin paliación,
para sentir la emoción de despertar,
para poder transmitir toda...

Sólo te fuiste...
sin dar muchas explicaciones
sin decir un te amo ni un adiós
sin titubeos ni rodeos
sólo un paso al frente
hasta que el sol se ocultó
sin pensar y sin mirar a quien
sin un gesto ni una muestra de dolor.
Sólo te fuiste...
por no ser quien tiene la dicha de amarte ni valorarte
por no ser ese ser especial q tu corazón siempre guarde.
Sólo te fuiste...
dejandome a orillas de un precipicio que sin pensar caí
y ahora estoy muriendo lentamente al no tenerte
dejandome tu silencio que será mi eterno acompañante
hasta que el olvido se lleve los recuerdos
esos que en cada respiro duelen!
Tan solo te fuiste...

Quise cortar la flor más hermosa,
Pensé que sólo podía ser una rosa.
Belleza y perfección se funden en ella.
La flor por excelencia.
La única que deja huella.
Con delicadeza, me acerqué para cortarla,
Pero una enorme tristeza,
hasta lo más hondo caló.
Sus lágrimas de rocío
Por mi mano resbalaron.
Sin darme cuenta, a rasgar la piel empezó
Y una gota de sangre, hasta ella se deslizó.
Noté que su pena se fundía con la mía
y decliné mi acción,
Ya que vivir quería.
Entonces sus pétalos acaricié
Más mi herida vi desaparecer.
Blanca como era
A un dulce rojo se tornó
Y una reverencia me dedicó.
De amor y emoción estrecharla quise con mis manos
Y su vida vi desmoronarse entre mis dedos.
La flor se quebró
Y mi corazón se paró.
Y en mi tumba palabra no rezó
Más una rosa blanca y roja en ella creció....

Desperté y estabas a mi lado.
El sol nos regaló una sonrisa.
Despertaste, cuando llegó la brisa.
Y te miré, para ver tu perfil enamorado.
De pronto, tu imagen se desvanece.
Estoy sola, pensando sin sentido.
Blancas, mullidas, de un mundo perdido.
Hay algo extraño en esta habitación que me estremece.
Mi cuerpo no puede, mi mente enloquece.
Esfuerzo de mi vida, siempre hundido.
Por un amor eterno que, sin embargo, fallece.
Extravié la noción de lo que pudo y no fue
Y no recuperaré lo que no recuerdo,
Más escucho los ecos de tu amor que nunca hallé.

Me he perdido en la bruma del olvido,
Me encuentro en un oscuro rincón,
Pidiendo por mi alma que no ha podido
Sacar tu recuerdo, de este cansado corazón.
Cansado de llorar, de nunca poder encontrar
La manera de decirte todo lo que siento,
La manera de decir hasta donde lamento
Él haberte perdido así, sin nunca luchar.
Por haberme resignado a que te marcharas,
Sin, de ningún modo, haberte quedado aquí.
Por nunca haber pedido que escucharas,
A este infortunado corazón latir por ti.
Y aunque me sienta peor cada día,
Y cada vez que veo un luengo amanecer,
Tus bellos ojos vienen a mi inútil memoria.
Esos que ojos que son mí gran padecer.
Pues aunque no me ames, y jamás me
Quieras. Aun tu bello recuerdo estará
En mi, aunque solo es una triste quimera,
Que el último hálito, viene a arrebatarme.
Pero no es el reproch...

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.
Tal vez consumirá la luz de Enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.
En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Besos de miel
Besos de amor
Tus labios y los míos
Fundidos en uno solo
Como anhelo ese momento
Mi amor
Para revivir entre tus brazos
Sentirme vivo otra vez
Con la dulzura de tus labios
Ser feliz
Por eso te digo
Esta prohibido olvidar,
Que estamos aquí para amar
Y ser amados
Y me das mas de mil razones
Para entregarte mi corazón
Y hacernos uno solo
Un solo amor, un solo amor
Por que? Te preguntarás
Por que?
Simplemente la vida y sus caprichos
Juntar dos corazones locos
Como los nuestros para amar
Para amar y ser amados.

Te miro y observo. ¡Qué tranquilidad
da el brillo de tus ojos, y esa bella
responsabilidad
que te otorgan frescura y madurez
en ti aunadas, por tu edad, a la vez!
Tu resolución, que jamás se estrella
y tu manera de las cosas ver...
Pero no puede ser.
El romanticismo que de tus poros
surge me trae loco.
Sonríe, te lo imploro, aun un poco.
¡Haz a mi alma feliz!
Aprende, yerra, vive;
yo siempre estaré aquí,
soñando vanamente.
¿Seré alguien para ti?
¿Te has fijado ya en mí?
Delirios de un demente.
No será. Por favor, sal de mi mente.
No va a ser. Tú eres hombre, y yo... también.
No diré nada... ¡Que te vaya bien!

Pasa una flor, y yo me escondo,
no quiero verla con sus tonos rojos.
Gris sí la quiero, pues ella,
con sus colores de otoño,
no me dice 'te quiero',
sino 'lo siento, te odio'.