Usuario - - Acceso de Usuarios | Domingo - 08.Septiembre.2024 |
Estás en: Poetas noveles LA LLORONA Una noche oscura tormentosa y muy fría De rayos y centellas, de relámpagos se iluminaba la estancia Bajaba rauda, por aquel camino empedrado el fantasma De la llorona, convertida en un espíritu vagabundo de sus andanzas Se posó sobre una piedra, que da paso al hilo de agua de la quebrada Con su camisón blanco deshilachado, salpicado de sangre manchada Cubriendo su rostro cadavérico, con su larga cabellera asombrada Cargando en su cuadril, un niño llorón, de sus crímenes abandonada Esta mujer, que un día fue de ojos saltones audaces, muy hermosa Con su caminar pausado, enloquecía a los hombres de cantinas temerosas Ahora, deambula despavorida, clamando sosiego por las veredas presurosa Atormentando con sus alaridos, de llantos de madre asustada misteriosa Acecha en caminos solitarios, a hombres parranderos y andariegos Bebedores y mujeriegos, de golpes a su amada, de plegarias sin ruego Llora de vergüenza, clamando con sus ojos de fuego, gritos lastimeros Maldición que arrastra la llorona, agonizando en llamas de fuego Deja a su paso, un olor de aromas fúnebres, la llorona Rompiendo el silencio de las cañadas, del amor que la abandona Clamando con sus llantos lastimeros, el eco de las montañas impresiona Animales y campesinos, huyen despavoridos, el miedo los arrincona La llorona, espanto quejumbroso, de gritos desgarradores Espera en la espesura, que alguien calme las lágrimas de sus dolores Alma que lleva en pena, de aquel hijo que perdió la gracia de sus horrores Esperando aquel que la seduzca, andariegos, vagabundos sin temores Bajaba “Malacara” por aquel camino oscuro, sin timidez hacia la quebrada Borracho, dando tumbos, se encontró de frente de alaridos silenciada La llorona alzó los brazos, esperando que la abrazara, de sus encantos deseada Se quedó trémulo, impávido, ver aquel esqueleto de llantos imaginada “Malacara” sintió el frio de aquel camisón blanco que lo arropaba Se apagó el llanto, aquel espíritu maléfico, su alma se llevaba Sus fuerzas debilitadas, succionó su cuerpo y en esqueleto el andariego quedaba Allí tendido, de sus andanzas macabras, “Malacara” en la quebrada agonizaba. “Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga oct 21-2017 |
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