La Rosa y el Zapallo

Cupido se había dormido en un hermoso jardín
soñaba sueños de amores imposibles de cumplir
Un sembrador apurado que pasaba por allí
sin percibir al pequeño se tropezó en un deslíz.

El ángel sobresaltado suspiró y dejó escapar
sinfonías de pañuelos y bordado el verbo amar
Sagrados trozos de tela que volaron por doquier
enceguecieron la vista perturbando al labrador

Se mezclaron las simientes del saco del sembrador
de hortalizas y de flores de aquél mágico jardín.
Pronto llegó el momento de la germinación
y nacieron varios frutos en los campos del señor

Margaritas, remolachas, rúcula y cebollín
tomate, papa, azucenas y algo de perejíl
Frutos del bosque, azalea, en un rincón, el jazmín
el nabo y la zanahoria nacieron sin discernir

En un capullo...
Brillante de rocío en la fresca mañana
una hermosa rosa blanca tiritaba enamorada
se desperezaba cuando el zapallo la enredaba
complaciéndose con las grandes hojas que la abrigaban
y nacieron calabacines blancos,
dulces, sabrosos y aromáticos...