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Martes - 16.Abril.2024

Estás en: Poetas noveles

"Los amores de la mocedad" o "Después de las Telayas"

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Enviado (10/11/2010)Enviado porJose Ramon Muñiz Alvarez-







José Ramón Muñiz Álvarez

“LOS AMORES DE LA MOCEDAD” O “DESPUÉS DE LAS TELAYAS”


(JUGUETE CÓMICO-LÍRICO EN UNACTO ÚNICO) 


El drama se desarrolla en un acto y tres estampas.


ESTAMPA I


Puerto de Vega de Navia, hacia el siglo XVII. La Almena del puerto, con el Baluarte al fondo. Se escucha el rumor del mar, pero lejano, y el graznido de las gaviotas.


ESCENA I: 


CARLOS, PEDRO y FERMÍN cosen redes en el puerto. Mientras cosen, cantan una alegre canción, en una situación distendida:


CARLOS: No fue la aurora más bella

ni la mañana más clara,

que el color incandescente

que hallaron en la mirada,

en la frente más altiva,

la melena más dorada,

los más encarnados labios

entre las mejillas pálidas,

los pescadores valientes,

que, yendo de madrugada,

bajaron, prestos, al puerto,

con el despuntar del alba,

y, sorprendidos de verla,

admiran a la zagala

que alza en lucientes cristales

el color de su mirada.

TODOS A CORO: Como el coral es hermosa,

clara como primavera,

cuando la admiran, temprano,

cuando baja a la Losera.

CARLOS: La vieron pasar de pronto

como un rápido reflejo

del sol que se va y se viene,

dando luz al firmamento,

llenando la altura misma

con su más puro destello,

que, si no es azul del mar,

es pincel del oro viejo,

porque hay pinceles que muestran

en su color los reflejos

y en sus cerdas la belleza

del sol que vuelve corriendo,

que, desterrando las sombras,

quiere recobrar su reino,


y con sus luces combate,

cuando se van encendiendo.

TODOS A CORO: Como el coral es hermosa,

clara como primavera,

cuando la admiran, temprano,

cuando baja a la Losera.

CARLOS: Que no digan que es hermosa

la risa de la muchacha,

que enseña sus blancos dientes

entre mejillas rosadas,

entre los labios purpúreos,

entre los ecos del alba,

si es que el alba se dibuja

bajo su dulce mirada,

y a su paso, todos miran,

sin atreverse, al mirarla,

a dedicarle un saludo

o a decirle unas palabras,

que viendo tanta belleza

parece que se acobardan

los más valientes marinos

que nunca tempieron nada.

TODOS A CORO: Como el coral es hermosa,

clara como primavera,

cuando la admiran, temprano,

cuando baja a la Losera.

CARLOS: Pura como lo es la escarcha,

pura como es puro el hielo,


la piel mancharon claveles

tomados del frío invierno,

y ella pasa sin orgullo,

sin presunción, repitiendo

las gracias de sus colores,

la hermosura de su cuerpo,

sin temor de que la miren

los pescadores más viejos,

sin pensar en que la teman

los más mozos marineros,

que la ven como a una diosa

que desciende de los reinos

celestiales, donde tiene

su trono, palacio y séquito.

TODOS A CORO: Como el coral es hermosa,

clara como primavera,

cuando la admiran, temprano,

cuando baja a la Losera.

CARLOS: Y, en verdad, quién por un beso

de su boca, siempre avara,

que es tan honesta y decente

como bellas son sus gracias,

no se sintiera tentado

a perder, contento, el alma,

el cuerpo y la vida misma,

como nave que naufraga,

viendo que es luz de la aurora

que se deshace en mil llamas

que corren el ancho cielo

y en los mares se desata,

fina como perlas finas,

raro coral, joya extraña

por su infinita hermosura,

que envidiar pudiera el alba.

TODOS A CORO: Como el coral es hermosa,

clara como primavera,

cuando la admiran, temprano,

cuando baja a la Losera.

Sin interrupción alguna

pasan a otra canción.
 

FERMÍN: Donde la aurora, en silencio,

sus altos vuelos levanta,

con un bostezo en la boca,

con el sueño en la mirada,

al puerto mira un pesquero

que, al pasar la madrugada,

mira el mar de raro brillo

y los destellos del alba,…

PEDRO Y CARLOS: Cuando la mañana

sus brillos entrega,

y arde con más gracia

en Puerto de Vega.

Cuando la mañana

enciende sus llamas,

y va con apuro

la brisa del alba;

la brisa del alba,

que suele ser fría,

si la hora se acerca

de la amanecida.

FERMÍN: Que, quebrando el firmamento,

hallando espejo en el agua,

enseñan su luz bermeja,

testigo de la mañana,

para dar luz a la vida,

alumbrando la Atalaya

que proteje nuestro pueblo,

y al marinero que zarpa

PEDRO Y CARLOS: Cuando la mañana

sus brillos entrega,

y arde con más gracia

en Puerto de Vega.

Cuando la mañana

enciende sus llamas,

y va con apuro

la brisa del alba;

la brisa del alba,

que suele ser fría,

si la hora se acerca

de la amanecida.

 

Han dejado de cantar y FERMÍN se dispone a liar un cigarro de picadura.