No siento el tiempo, gas amarillo
en el cerebro verde de un grillo
siento la ansiedad
de malgastar la verdad
sobre el murmullo
del agua en una incipiente calva
pelona vía de un susurro.
La bicicleta absorbe el aire
que rodea mi cuerpo, sudoroso acólito
del esfuerzo
pero te llevo en mis brazos
imaginarios en mi realidad, ministrable
de la incordura
de la enajenación y la locura.
Los golpes siempre a los redivivos
renacidos de las brasas de la pobreza
maduros independentistas que adoran
lo daños colaterales en las muelas empastadas
de la riqueza
olvidados de forma miserable
por las camisetas bien planchadas.
Tu padecimiento es el mío
dicen mientras pasa el tiempo del desafío
y el recuerdo se torna en pavo frio
con pan de molde rígido y duro
sin agua ni papel higiénico
comiendo el pecho de nabo crudo.
Te has caído en la miseria
te reprende el rico ensebado de futuro
ese que para ti no existe ni milita
en ninguna ng piadosa con la indigencia y la desdicha
El grillo se esconde bajo el dintel del zapato
para seguir cantando
mientras se vuelve ceniciento, inútil y amarillo
amargado por el aire ajazminado
de una bicicleta sudorosa.