Como se intrigan las normas
desoladas en la memoria
de la muerte
no encuentran sitio en las pléyades
horneadas por la gloria
y herniadas por las legiones de la apariencia.
Muévete en la sonrisa
de quien se esconde entre los plagios de ese gesto
en la penumbra del delito de la mentira
inquisición malévola de la felicidad.
Y así te mueres pensando
que entre dolencias no mueres
mientras te penan sisando
de tu desnudez
lo que no tienes, de lo que eres.
¡Entiéndeme si quieres!
la violencia es el reino del fanatismo
pero al final, la muerte es el poderoso
filtro de la verdad del acaloramiento y el cinismo…
la quietud, la paz, el descanso perdurable
el equilibrio del comienzo con el fin
no importan los muertos sino el alivio perpetuo
de las normas del homínido vanidoso.
Al cabo la vida es una quimera
basada en el terrorismo de los patrones
obviados en la senectud de las neuronas
que dan vida al sufrimiento por las hormas de los cánones.
Como se intrigan los modelos
sobre los diseños de la violencia
todo para olvidarse entre la harina
polvorienta de la tierra celosa de los cielos.