Usuario - - Acceso de Usuarios | Viernes - 29.Marzo.2024 |
Estás en: Poetas noveles saltamontes de cada mañana. El sol, silente juez, nos giraba las agujas de inocencia y carcajadas. Los días eran aves amarillas en vuelo y nos acordábamos de mamá a la hora del grito de la tarde. El viento jamás dejó de ser viento, las ramas, silentes anunciadoras del ocaso, también cubrían los cuerpos de imberbes amantes. Era el tierno de nunca acabar, Era la historia vivida desde el circulo de estrellas, y no existía el no, el no viajaba lejos, muy lejos del sonido de caracolas. El mundo se ha tornado… Las hojas de los árboles ya no cubren nuestros cuerpos desnudos, el viento pues, el viento es menos fuerte es un suspiro de alas de las aves amarillas, Que ya han dejado de ser amarillas ellas han tomado el color de tarde, a veces verde a veces gris… a veces negro… Ya no escuchamos el grito de la tarde y buscamos un canto, un verso o una melodía en otra voz. Ya mamá no cocina nuestras cenas, andamos como ratas que huyen del espanto. Las agujas del sol hieren los ojos y los saltamontes… ellos dejaron el susto de la araña donde los pies, ya no retozan en la arena y solo queda entre las rocas el eco de un lamento que se escapa ,con el último rumor de caracolas… |
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