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Jueves - 28.Marzo.2024

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Pacos

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Enviado (31/03/2010)
Etiquetas: Irem Taique, claro

 











Rompo los pacos y hundo las naves,

que me trajeron a esta costa esmeralda,

no hay retorno, no hay por donde,

es que no quiero volver por mi espalda.

 

Ay! de quien nos dan la receta cambiada,

pobres de espíritus enviciados!

Como si las medias y cantidades de algo valieran,

Blasfemos! La alquimia esta en otro lado.

 

Hoy no es un día para este día,

hoy no sentí el aroma de la hierba,

hoy no volví donde bebía,

el hoy de hoy no debió ser hoy.

 

Y solo voy para adelante,

que pérdida de libertad de movimiento!

La de estar otra vez en el camino,

que camino? cual? Hoy no hay aliento.

 

Los óleos de la noche vienen,

y serán poco balsámicos,

simples cual velo,

solo para arropar mi cuerpo,

como una mortaja pegajosa.

 

Esta noche será larga,

y el día de mañana infinito,

y el que espera desfallecerá,

como lo hará el otoño al llegar el invierno.

 

No habrá olvido y no se si importa,

no habrá perdón para el dolor a mansalva.

La esperanza parece definitivamente lejana,

y el sueño un albur y una quimera innecesaria.

 


El decía Mis labios son racimos monstruosos

panteras que cantan

más dulces que los pájaros tan dulces de la colina

y los toros sangrantes de las grandes nubes oscuras

El decía yo llevo en mi pecho

olas inmensas y ásperas

en medio de las flores tan bellas de los días solemnes



Las olas inmensas y ásperas

completaron la tarea

de las naves ni rastros,

ni siquiera escombros en la playa.

 

Jadeante acaba de alcanzar la cima más alta del acantilado.

Depronto, detrás de una roca, divisa un ojo, y después otro.

Rápido ,comienza a desvestirse .

Desnuda al fin, avanza hacia la llanura saltando sobre las manos

y la fuga del agua mide el beso de una golondrina



La mágica libertad de estar desnuda,

de sentir la brisa en la piel nueva,

del horizonte de esa inmensidad casi eterna,

como un lapsus o una nueva promesa.



Las golondrinas trazan estocadas en el cielo,

ella recoge su ropa meticulosamente,

y la dobla como si por allí hubiera un ropero,

desde la playa una nube avanza presagiante.



Sabe que debe estar alerta,

que sus huellas en la arena fugarán.

Y de pie bebe ese instante efímero,

y contempla anhelante los ojos de los ojos sin cabezas.

 

Y del recuerdo de esa bestia peregrina,

emerge la imagen siempre oscura,

de una Luna imposible precipitándose,

en el alba como una hermana inmolada.

 

Los granos de arena lastiman sus plantas,

y abrazan su cintura y se cuelan por los hombros,

arrasada de si su mirada recorre cada brisa

cada gesto del aire, que habla una lengua arcaica.

Sus ojos bajo el pelo enmarañado,

dejan correr lágrimas vacías que sumen en las arenas.

 

No hay signos, ni rastros de caminos,

solo su sombra recortada en el suelo suave y seco,

sus ropas,sus huellas fugaces , su mirada.

 

Las piruetas impertinentes de las golondrinas,

no señalan ninguna dirección.







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