Rumbo incierto

Observando fijamente al cielo
y disfrutando la luz de la alborada
entre las sombras se asomó un lucero
que con su tenue resplandor iluminaba
el rumbo incierto de aquel sendero
en el cual se reflejó una sombra dorada.

En ese sendero incierto y escabroso
y con el fulgor de la luna entre las sombras
allanando los caminos entre petalos de rosas
qué bajo los pies cansados de los viajeros
se tendían sutiles como mágica alfombra
y les mostraba un camino que llegaba a la gloria.

y así descubrí que la vida es una locura
y que de pronto la gente pierde la cordura
y que se agita y que corre cual zaeta veloz
y que también lloran y sufren todos los desconsuelos
y gritan y se esconden y tienen mucho miedo
y que sus palabras se quedan mudas
y su sonrisa se vuelve mustia
y se transforma y se hace fría como el hielo.