“Su olvido, . . . ignorancia esférica.”
Glorioso mil cuatrocientos
noventa y dos el de vientos
de mares, de tempestades,
de célebres avatares.
Épicos, en que marinos
exploradores genuinos
a bordo de carabelas,
tres, cada una con sus velas.
Llegaron al Nuevo Mundo
de anonimato profundo
sacándolo a la palestra,
hoy, la izquierda más siniestra.
La que mueve al gris Andrés
tan solo en un dos por tres
lo soslaya en la ignorancia
de su incultural fragancia.
La oscuridad no está quieta,
de su casa fiel glorieta
quitaron el Monumento
de Colón del firmamento.
¡Qué estulticias horrorosas!,
pues, relegando las cosas
al fin no desaparecen
ni se extinguen, ni fenecen.
Los hechos trascendentales
para el orbe elementales
para nuestra humanidad,
¡por Dios, qué barbaridad!
Y s...