“Para que le diera mucho amor, cariño . . .”
Quiero contar una historia tierna
muy bella hermosa, harto fraterna,
fue en la tan linda juguetería,
la más deseada del alma mía.
Sobre repisa de un juguetero
esperanzado en su derrotero
solo dejado a su pobre suerte,
mal convertido en objeto inerte.
Había un muñeco triste arrumbado
que se expresaba ilusionado:
“espero al niño fiel que me adquiera,
bueno en esencia que bien me quiera.
Aquel que en juegos jamás me aviente,
que me apapache, que sea consciente,
que me demuestre su amor de infante,
que me prefiera siempre incesante.
Que se divierta y a cada rato
que me utilice sea sin maltrato
y que pasado el bonito encanto
sea su cariño mi terso manto.
Quisiera, a cambio, darle alegría
y en cada fin de bonito día
que me compa...