Ayer cuando le abrí la puerta
vi detrás de mi niña a la transición,
su aparición mi dio una voz de alerta
y la realidad un aguijonazo en el corazón.
El paso del tiempo, se, es inexorable
y en pocos años cambiará su vida,
la niñez, no puede ser perdurable,
a gran velocidad la veo de salida.
Crece, mi niña, conservando la dulzura,
y no aprietes el paso que tampoco hay prisa,
que cambie tu cuerpo pero no tu ternura.
Mañana, de tu niñez, haremos historia,
quizas esos tiempos, te parecerán mejores
pero tu imagen de ahora colmara mi memoria.
Shhhhhhhh, le escucho claramente,
pues hasta el viento amainó el susurro,
al hablarle del pasado giró de repente,
ante los problemas me cambio de tema,
y puso amor y sentimientos de presente.
Sobre el futuro, me dijo, todavía no existe,
importante es el hoy que construirá el mañana
hay que vivirlo con fe en Dios omnipresente
y no te avergüences de amar, me dijo con porfía.
Aparta, si, odios y rencores persistentes
que con ruidos ensordecedores y estrepitosos,
interrumpen mensajes diáfanos como el presente.
Era mi alma hablándome en el idioma del silencio.
Te veo quitándote el vestido,
que trajeada de noche
te engalanó de estrellas,
y admiro tu cuerpo fulgurante
despuntando el horizonte.
Te identifico, entonces,
y caigo en cuenta que eres tu:
hermosa madrugada.
La veo, allí, lánguida, triste y escurrida. Con guarda desde hace una año, no parece la misma, pero es ella; la pollera cambambera, que hogaño, saldrá ansiosa, coqueta y flequetera, cubriendo el cuerpo de la doña, que por magia carnavalera, cual avezada y diestra bailarina, se cantoneará al compás de la tambora. Su esplendor, será de pocos días, los suficientes para lucir fastuosa y hacer que quien la lleva levite, sobre ritmos de una cumbia esplendorosa, que cautiva embelesa y engalana, para luego volver a su destierro en espera de la otra festividad pagana.
Desde allí, muy cerca, en la distancia,
escucha mi embelesado corazón
la ternura de sus voces párvulas
en confusas pero audibles lenguaradas
productoras de hilaridad y de sosiego.
Por cuenta de la magia de amor filial,
sin entenderlos les entiendo
las conversaciones son diáfanas y fluidas
se eliminan distancias y se acercan sentimientos.
Un click del teléfono acaba el hechizo
se constriñe y se arruga el corazón entristecido
afloran entonces la añoranza, y la nostalgia
ante la inexorable realidad de la distancia.
Están cerca de mi corazón, pero están lejos.
Amar con pasión dos veces,
no es falacia ni querer repetido,
es nuevo frenesí que amanece,
cuando en el tiempo vivido,
el primer amor desvanece,
y el corazón conserva brío.
No reemplaza un amor a otro,
amores ciertos no tienen sustituto,
es de ellos principal atributo,
edificar sobre lo que ya está roto.
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