Monarca del cielo preciosa alada,
divina sedosa aterciopelada,
hermosa longeva que inspiras poesía,
gran factor de equilibrio en la ecología.
Te vistes el cuerpo de lindos colores
el naranja, el negro, te rinden honores
con tonos brillantes, coquetas pintitas
de blanco pigmento, a admirarte invitas.
Cinco mil kilómetros viajas por el aire
entre tersas nubes pasas con donaire,
contra la intemperie luchas impasible
no obstante que eres pequeña, sensible.
Cumples el destino, pues, fuerte resistes,
tiendes al milagro por eso es que existes;
de sitios distantes, de lares lejanos,
desde Norteamérica sin afanes vanos.
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