“Burla, ecocida cimiente . . .”
De tarugadas concierto
increíble, pero, cierto
el día primero de mayo
ya casi me parte un rayo.
En la horrenda mañanera
lerda, lenta, a su manera
López mostró su ignorancia
de retrógrada fragancia.
Tengo pruebas de lo que hablo,
refiriéndose al vocablo,
al término, “medio ambiente”
dijo en su español corriente.
Que al oírlo descalabra:
“no me gusta la palabra,
¿dónde quedó el otro medio?”,
como ven, ya no hay remedio.
Si eso fuera alguna broma
al fin la verdad se asoma
allá por la selva maya
donde natura desmaya.
Al paso de su “trenecito”
que no cumple el requisito
de ley de impacto ambiental,
cruel ecocida tal por cual.
Andrés anda en el absurdo
del comentario más burdo
su disparate es inmenso,
cualquiera diría que es menso.
Ahí...
“¡Ay, Señor de los Milagros . . . soy uno de tus milagros!”
Se nos tiznaron las milpas,
se reventaron las tripas
de la tierra incandescente
Volcán coloso inmanente.
De natura fue el encono
fragor de pirekua tono
nació un cono muy humeante
¡P’urhépecha rey vibrante!
No hubo pena, ni castigo,
déjenme les cuento y digo:
Tata Dionisio Pulido
te lo juro yo no olvido.
Que tú asististe a mi parto,
de la mente no te aparto
¡si temblaste junto a mí,
si viste cuando surgí!
Con mis fumarolas prietas
huaraches pisaron grietas
sobre un anafre . . . se sufre,
percibiste olor a azufre.
Espanté tus sentimientos
¿recuerdas mil novecientos?
año del cuarenta y tres
del mundo fui el interés.
Convoqué a muchos famosos
fotógrafos y curiosos,
vulcanólogos, pintores,
poetas de mis amor...
Monarca del cielo preciosa alada,
divina sedosa aterciopelada,
hermosa longeva que inspiras poesía,
gran factor de equilibrio en la ecología.
Te vistes el cuerpo de lindos colores
el naranja, el negro, te rinden honores
con tonos brillantes, coquetas pintitas
de blanco pigmento, a admirarte invitas.
Cinco mil kilómetros viajas por el aire
entre tersas nubes pasas con donaire,
contra la intemperie luchas impasible
no obstante que eres pequeña, sensible.
Cumples el destino, pues, fuerte resistes,
tiendes al milagro por eso es que existes;
de sitios distantes, de lares lejanos,
desde Norteamérica sin afanes vanos.
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