Se oyen raras las campanas
en la misa del domingo
una tañe con respingo
repica quedo, sin ganas,
diferente a sus hermanas
de las torres de la iglesia,
parece que tiene amnesia
no sigue en ritmo al badajo
que la toca con trabajo
porque es muy rebelde y necia.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 04 de febrero del 2024
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
Venimos al Cerro de las Tres Marías
con vida, con el alma, en pos de alegrías
suplicándote paz guardián Cristo Rey
sobre Tenancingo derrama tu ley.
La fe que ha sufrido mil cien resbalones
va en busca de ti subiendo escalones
aquí, en tu lugar mi “Pequeña Muralla”
ni penas, tristezas, nada te avasalla.
“Estrella del Sur” perpetua en el viento
milagro de luz recibe el aliento
de Jesús Hernández, un cura bendito,
su idea más la obra del padre “Panchito”.
Gloria bien posada sobre un pedestal
hermosa grandeza del ser celestial;
Señor de Señores sientas tus reales
dominando el valle, pu...
“¡Ay, Señor de los Milagros . . . soy uno de tus milagros!”
Se nos tiznaron las milpas,
se reventaron las tripas
de la tierra incandescente
Volcán coloso inmanente.
De natura fue el encono
fragor de pirekua tono
nació un cono muy humeante
¡P’urhépecha rey vibrante!
No hubo pena, ni castigo,
déjenme les cuento y digo:
Tata Dionisio Pulido
te lo juro yo no olvido.
Que tú asististe a mi parto,
de la mente no te aparto
¡si temblaste junto a mí,
si viste cuando surgí!
Con mis fumarolas prietas
huaraches pisaron grietas
sobre un anafre . . . se sufre,
percibiste olor a azufre.
Espanté tus sentimientos
¿recuerdas mil novecientos?
año del cuarenta y tres
del mundo fui el interés.
Convoqué a muchos famosos
fotógrafos y curiosos,
vulcanólogos, pintores,
poetas de mis amor...
Te evoco a ti, Don Vasco de Quiroga,
grandioso de obra que la ignorancia ahoga,
quisiera recordar tu tierna esencia,
luego abundar . . . en la benevolencia.
Querer al prójimo, ahorrarle lo sufrido,
del nuevo mundo anhelo esclarecido;
un cuento de hadas aquella fiel nacencia
en magra España de plena efervescencia.
Allende Madrigal de las Altas Torres
prendió la tersa cuna de tus fulgores,
sobre el Reino de Castilla la Vieja
magistral presagio de tal grandeza.
En años de mil cuatrocientos setenta,
de cierta oscuridad, siempre irredenta,
nacieron contigo los deseos de bondad,
de fe, de austeridad, de abrigo y caridad.
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