Un guajolote compraron
el Día de Acción de Gracias,
costumbres de aristocracias,
primero, bien lo engordaron
después lo sacrificaron;
un nuevo nombre le dieron
los gringos se lo comieron,
la tradición mucho pesa,
el pavo adornó la mesa
y ni las gracias le dieron
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 23 de febrero del 2024
Reg. SEP Indautor No. (en trámite)
El Lago de Pátzcuaro llora el deceso
del gran Maestro Aurelio, congoja hay por eso
las aguas y el viento le rinden tributo,
el silencio reina, es triste, absoluto.
El luto ha asolado los alrededores
no zarpan las lanchas de los pescadores
lágrimas, tragedia, colman la tarraya,
la muerte triunfante, pues, jamás desmaya.
Sinfonía de sombras la dirige el llanto,
la pena, a las olas, cubre con su manto
el vaivén restringen, la aflicción las mece,
el pescado blanco bailar no apetece.
Este golpe es duro pa’ la danza, seco,
de las mariposas queda solo el eco;
tanta inspiración que dio el fiel cerebro
del compositor cuidemos su acervo.
“El célebre Tata Vasco vio bailar viejo tarasco.”
“La Danza de los Viejitos”
bastones, máscaras, mitos,
con su traje peculiar
lucen, brillan a radiar.
Que lindos esos atuendos
dignos de hombres estupendos
son por todos admirados
los “uarharis” encorvados.
De Jarácuaro su alma,
usan sombreros de palma,
les cuelgan varios listones
de Michoacán son pendones.
Gabanes rojos colores,
grecas negras, ¡son señores!,
es pulcra, limpia, la lana
que al punto los engalana.
Muy vistosa tal franela,
¡qué toquen “Flor de Canela”!
y luego “La Golondrina”,
esa pieza es su madrina.
Camisas de manta blanca,
calzones de poca zanca,
los finos caros bordados
se aprecian harto labrados.
Su calzado es incansable
la suela tan admirable
de duro cuero o baqueta
resuena, al compás, coqueta....
“Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO celestial.”
¡Qué linda eres Pirekua! dulce, triste,
canto del ave que trina y come alpiste,
suave, vivaz, melancólica tonada,
música que das todo a cambio de nada.
Se escucha el eco grato de tu melodía,
suenas a fresco viento del purépecha día,
la noche se muestra cual negra celosa,
mas, siempre baila al compás de tu alma airosa.
Guarecita amorosa que tienes ágil oído,
danza con gracia, eso sí bien que te pido,
así, de princesa, es cantada tu belleza,
oye las notas ¡Pirekua virgen, mi alteza!
Al lúgubre doblar del duro bronce
prestas resurgen almas de agua dulce,
despiertan los guardianes del tesoro
quienes, en vida, actuaron con decoro.
Murieron en la defensa de su honor
a manos fieras del despiadado invasor,
su tumba, lecho isleño primoroso,
cándido, fiel, p’urhépecha orgulloso.
Mis leales Príncipes, Mintzita e Itzihuapa,
suban la dura cuesta, el llanto escapa,
diríjance al panteón con luz de plata
ligados por su amor, sangre escarlata.
Musítense palabras cariñosas,
platiquen de Janitzio, de mil cosas,
resguarden de miradas indiscretas
la tierna oscuridad de sus siluetas.
Reciban toda ofrenda de los vivos
por esa muerte de la que son cautivos,
coman los chara...
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